sábado, 7 de septiembre de 2013

SIRIA: ALEPO / 4


LOS CRISTIANOS DE ALEPO

Existe en Alepo una comunidad de cristianos que siempre ha sido muy respetada y querida. Griegos ortodoxos, maronitas, coptos, siríacos-melquitas, pero sin duda la más numerosa e importante es la comunidad Armenia.




















Barrio armenio


Se establecieron allí como consecuencia directa del genocidio de 1915.


Conocidos como Lipananahay hablan el dialecto occidental de la lengua Armenia. La mayoría son comerciantes.

Al-Gadydah, así se conoce al barrio armenio, es un intrincado de calles, callejones y callejuelas por las que pasear era un verdadero placer. 


Su catedral es conocida como “de los cuarenta mártires” por encontrarse un icono del mismo nombre. Conmemora la conversión de cuarenta legionarios romanos al cristianismo, motivo por el que el emperador Losennos (año trescientos veintidós los condenó a permanecer desnudos sobre un lago helado, rompiéndoles las piernas y quemando posteriormente a los que sobrevivieron.




Para acceder a ella se cruza un gran patio, donde lo más destacado es la torre del reloj. Toda ella realizada en piedra blanca tallada y adornada con cenefas geométricas. Hay también una pila de agua bendita. Al fondo una lápida de mármol blanco recuerda el genocidio. A su alrededor hay otras lápidas de armenios notables.



En el interior de la iglesia se pueden ver valiosos iconos y frescos del siglo XI, referentes a la vida de Jesús. Destaca el de la Virgen María amamantando a su hijo (único en el mundo), el de Juan el Bautista con Jesús. En el centro hay un altar y cuatro más en cada uno de los laterales.



La iglesia fue renovada en 1869. La ornamentación interior recuerda mucho a las iglesias ortodoxas, aunque la Armenia tiene su propio culto y su propio patriarca.



Cerca de allí está también la catedral Greco-Latina (1499). La entrada es un gran patio con árboles frutales. A la izquierda hay un corredor formado por arcos ojivales que dan paso al tiempo. El interior de la iglesia está lleno de lámparas de aceite, iconos y velas.


Muy próxima en una plaza porticada está la Catedral de San Elías. Iglesia Maronita (1873). Es, quizás, la más conocida de Siria. El interior es muy parecido a las anteriores. Destacan sus dos torres simétricas a los dos lados del pórtico. 



Otros templos: 

Iglesia de la Santa Madre de Dios de la iglesia apostólica Armenia (1429)

Mar Assia al-Hakim. Iglesia sirio-católica (siglo XV)

La Asunción de Nuestra Señora. Iglesia ortodoxa-griega (siglo XV)

La sinagoga Al-Bandara (1428). Restaurada por la comunidad judía de Alepo.



Paseando por sus calles nos encontramos numerosas tiendas de artesanos y restaurantes, como famoso “Sissí”. Ocupa este restaurante una antigua casa otomana en el que lo más destacado es su patio central. Ornamentado con flores y plantas que rodean un pozo de agua. Al fondo el salón oriental (tapizado con damasquinados) todo rojo, nos cuenta el dueño, está reservado para celebraciones nupciales, banquetes de negocios, etc. A diario se utiliza el salón que tienen en la planta de arriba, a la que se accede bien por una angosta escalera de caracol (fabricada en hierro) o mediante un ascensor (también de hierro). Desde la planta alta se divisan todos los tejados del barrio.  Cuando bajamos, el dueño, nos conduce a los sótanos del edificio, donde también existe un comedor. Allí se encuentran las cocinas y los almacenes de alimentos. Nos conduce hasta el fondo hasta una puerta metálica que abre con una llave muy antigua. Conduce a un pasadizo que nos cuenta llega hasta la misma Ciudadela y que éste ha sido utilizada desde tiempos remotos para burlar los asedios a la ciudad y proveer de víveres a la fortaleza.
  

 



































Abandonamos el barrio con la sensación de haber retrocedido en el tiempo.

viernes, 6 de septiembre de 2013

SIRIA. ALEPO / 3



Los Zocos
سوق
Gracias a su ubicación, en medio de las rutas comerciales de las caravanas y en especial a la famosa ruta de la seda que venía desde China, Alepo tenía los mayores y mejores zocos de Oriente.
Sus bazares cubiertos estaban preparados para recibir las mercancías de Oriente y Occidente, siendo el corazón económico de la ciudad, donde se encontraban los Caravasares, los almacenes comerciales, las fuentes de agua, las mezquitas y todo lo necesario para el visitante.


Cada bazar se especializaba en una mercancía específica. Todos ellos alrededor del Gran Bazar principal que se extendía desde la puerta de Antioquia hasta la fortaleza.
El más grande de todos era el de Yumbro K que data del siglo XVI, al que le seguía el caravasar Al-Wazir del siglo XVII.

En el suk del Manadil (bazar de los pañuelos) encontrábamos el ejemplo más antiguo de servicios de lavabos públicos del siglo XII (posteriormente restaurados en el siglo XIV).

Me cuesta tanto hablar en pasado.
Pensar que esos zocos han sido bombardeados, quemados, destruidos.

Surgidos al pie de la Ciudadela desde la época mameluca en la que se destinaron diferentes bazares a la soldadesca. Con el paso del tiempo se convirtió en un recinto con puertas que se cerraba durante la noche. Con sus calles orientadas de Este a Oeste y de Norte a Sur, eran de una arquitectura sobria y homogénea con estrechas calles abovedadas con la única iluminación que proporcionaban los tragaluces del techo y las bonitas lámparas orientales.

Pasear por ellos era un verdadero placer para los sentidos. A diferencia de otros zocos de Oriente, los comerciantes aguardaban sentados a las puertas de sus tiendas, sin agobiar a los visitantes. Eso sí, una vez traspasadas las puertas de su comercio era difícil salir con las manos vacías. Recuerdo, en el bazar de los pañuelos (la seda que se vendía en Alepo tenía fama de ser la mejor) donde entramos en la tienda de un armenio. Tras una hora de charla, tres tazas de té y media hora más de regateo salí con media docena de pañuelos de seda, incluido uno que me dijo había bordado su propia madre.

En el zoco de las joyas se podía adquirir a muy buen precio oro y plata. A la entrada de las tiendas, en un cartel, se anunciaba a cuánto estaba ese día el gramo (allí las joyas se compran al peso). Pero si había algo que llamaba la atención no eran las joyas (de diseño oriental muy trabajado y bonito) no, era precisamente las pocas medidas de seguridad que tenían. Eran pequeñas tiendas y talleres donde los cristales y puertas no estaban blindados. Este detalle era significativo pues al no haber robos, como nos dijo uno de los artesanos, éstos no tomaban precauciones.

Según nos acercábamos a la puerta de Antioquia las callejuelas del bazar se iban estrechando. Jabones de aceite de oliva y laurel, especias, caramelos… Todo bajo la luz tamizada de las claraboyas abiertas en el techo. Antes de abandonar el bazar en un recodo nos encontramos, de repente, con la gran mezquita Omawi.



La gran mezquita Omawi
الجامع الكبير
El proyecto de construcción de esta mezquita lo inició Walid I, el mismo califa que construyó la gran mezquita Omeya de Damasco, aunque fue terminada por su sucesor y hermano el califa Solimán (año 715).

Fue destruida en 1169 y reconstruida por el sultán Nour Eddin Zenki en el siglo XII según el diseño original.
Lo primero que llamaba la atención era su minarete de la época seléucida (siglo XI) según unas escrituras grabadas en el mismo.














En el patio central de la mezquita está el lugar dedicado a las abluciones y la tarima de madera decorada. A su alrededor los pasillos bordeados de columnas.







Dentro del oratorio, dividido en tres secciones por dos filas de columnas coronadas de arcos de media punta y cuya base es cuadrada se encuentra el nicho principal o mihrab. A la izquierda está el santuario de Zacarías (padre de Juan el Bautista) muy venerado por los musulmanes de todo el mundo.
Desgraciadamente, el conflicto que asola Siria ha hecho que su minarete haya quedado destruido.






 
Al lado occidental se la mezquita se encuentra la Madrassa Al-Hallawiya. Escuela coránica levantada por el mperador Nour Eddin Zenki sobre los restos de la iglesia binzantina de Santa Elena.

Enfrente, por el lado oriental de la mezquita se encontraba el Suq As-Sagha (zoco del oro) y el Jan As-Sabun (el caravasar del jabón). 




Los Caravasares
Si hablamos de los zocos no podemos olvidarnos de mencionar los Caravasares.

La palabra caravasar deriva del turco kervansaray (Caravansarai), y esta del persa karavan (كاروان 'viajeros') y sara (سرا 'hostal, refugio, palacio).

Un caravasar estaba diseñado para albergar y dar reposo y alimento a los viajeros y a sus animales después de una travesía. Fueron piezas claves en el desarrollo de las rutas de comercio. 

El más grande es el del Yumbro Khan, aunque el más bello y conocido sea el caravasar Khan Al-Wazir. Caravasar del Visir.


La bonita decoración hace que sea uno de los caravasares más hermosos de Alepo, aunque sea el segundo en tamaño. Fue construido en el siglo XVII.
































Se trata de un edificio rectangular de dos plantas con un portal tallado en piedra basáltica y en mármol blanco con dibujos geométricos. La entrada está franqueada por una gran puerta de madera, que solo se abría a los animales. En la misma hay otra puerta más pequeña destinada a los hombres. Entramos por ella. El vestíbulo (muy decorado) nos lleva hasta el patio rectangular abierto, donde encontramos en el centro una fuente. Alrededor vemos los establos, los baños, un pequeño oratorio y los almacenes para las mercancías (planta baja). En la planta alta se encuentran las habitaciones para los comerciantes y sus sirvientes.

























El visitante, aislado del ruido exterior por los fuertes muros del caravasar, pasea con tranquilidad, aspira el aroma que cientos de años han impregnado sus paredes, siente como un murmullo las conversaciones de mercado que tuvieron lugar, el balar de los camellos…



Madrasa (مَدْرَسَة)

Es la típica escuela coránica.

En Alepo podemos encontrar un buen número de ellas siendo las más antiguas la de Al-Halawiyah Madrasa construida por Nural al-Din en 1149. Al-Muqadamiyah Madrasa (1123). Al-Shadbakhitiyah Madrasa (1193). Al-Sultaniyah Madraza (1223-1225) donde se encuentra la tumba de Malik al-Zaher, hijo de Saladino.






jueves, 5 de septiembre de 2013

SIRIA. ALEPO / 2


La Ciudadela o Fortaleza


LA CIUDADELA o FORTALEZA
 
Si hay algo que caracteriza a Alepo y que es visible desde cualquier punto de la ciudad es, sin lugar a dudas, su CIUDADELA o FORTALEZA.
…Sus grandes cimientos son como una mesa circular de tierra; los blancos son de piedra tallada; el emplazamiento está de acuerdo con la proporción y el equilibrio. ¡Alabado sea Aquel que ha predestinado su posibilidad y su realización y que ha materializado, como quiso, su forma y su redondez! Antigua desde remotos tiempos, nueva, aunque sin dejar (de existir), ha rivalizado e duración con los días y los años, y ha suscitado el ardor de los notables y del vulgo…
Descripción de  Ibn Jubayr, geógrafo y poeta del Califato de Córdoba nacido en el siglo XII. (Tomado del blog TOCHO T8)

(…) Entre los méritos de esta ciudadela se cuenta que ella fue antiguamente, al principio de los tiempos, una colina en la que se acogió Abraham, el Amigo (de Dios) –sobre él y sobre nuestro Profeta sean la bendición y la salvación-, con unas pocas ovejas suyas que ordeñaba allí y cuya leche daba en limosna: por este motivo se le dio el nombre de Halab (leche), pero Dios lo sabe mejor”.

Construida en la cumbre de un gran montículo con base elíptica y una longitud de 450 metros que domina toda la ciudad.
Utilizada desde hace cuatro mil años como lugar sagrado, pasó a ser fortaleza por los romanos, bizantinos y los árabes. En el siglo X tuvo una gran importancia estratégica para los árabes musulmanes ya que fue el bastión que resistió a los intentos bizantinos por recuperar Siria. Con la llegada de los Cruzados aumentó su importancia siendo restaurada y repotenciada por el rey Ghazi, hijo de Saladino.
El viajero que se acerque hasta sus puertas se sentirá intimidado, sorprendido y entusiasmado. Sus enormes torres defensivas, el inmenso foso, el puente… Merece la pena sentarse en una de las muchas terrazas que hay a su pie y disfrutar de la panorámica mientras se degusta un te o un café, para después comprar los típicos jabones de aceite de oliva y laurel que se fabrican desde hace cientos de años en Alepo.


PRIMERA DE LAS TORRES DEFENSIVAS DE LA CIUDADELA


La visita se inicia cruzando la primera puerta fortificada que protege el puente. Compuesta de dos portones separados por un puente levadizo que se levantaría en caso de caer la primera torre en manos del enemigo. La torre principal que resguarda la entrada está compuesta de tres portones y cinco giros en ángulo recto que interrumpen el paso hacia el interior de la fortaleza. En las jambas de las puertas hay inscripciones talladas en la piedra realizadas por los mamelucos. Arriba se aprecian las troneras por las que se echaba aceite hirviendo. Un hecho curioso es que esas manchas sólo existen en la primera torre, lo que confirma que el enemigo nunca pasó de allí y por tanto la fortaleza nunca fue tomada.


TORRES DEFENSIVAS


Ya dentro de la fortaleza siguiendo la rampa entramos en la vía principal. Allí visitamos el baño mameluco del siglo XIV, la cisterna bizantina y el palacio ayubí hasta llegar a la mezquita de Abraham, construida sobre los restos de una iglesia bizantina, los cuarteles de Ibrahim Pashá y numerosas excavaciones arqueológicas. Más adelante se llega hasta la gran Mezquita, construida por el hijo de Saladino). En uno de sus lados hay una escalera por la que se accede hasta el nivel superior de la fortaleza.

CALLE PRINCIPAL DE LA FORTALEZA

DENTRO DE LOS CUARTELES DE IBRAHIM PASHA SE ENCUENTRA ESTE PECULIAR ALTAR. DICE LA LEYENDA POPULAR QUE LAS MARCAS QUE HAY EN EL SUELO SON DE LA CAMELLA DE ABRAHAM


MEZQUITA

LOS BAÑOS PÚBLICOS

La vista desde el mirador es espectacular. Desde allí se divisa todo Alepo. Vemos los tejados de la ciudad vieja, los inmensos zocos, los baños públicos, el primer hospital (bimarestán). Se puede disfrutar, sin prisas (como sucede todo en la Siria que conocí) de las vistas desde la pequeña terraza de la cafetería. 
 
VISTA DE LA CIUDAD DESDE LA TORRE DE LA FORTALEZA


SEDE DEL GOBIERNO CIVIL

HAMMAM YALBOUGHA AL-NASRI
Para visitar el palacio y su salón del trono hay que volver hasta la entrada y dando un rodeo subir unas escaleras por las que se llega hasta el patio del palacio. Decorado en mármol blanco y negro, los dinteles de las puertas de acceso al salón del trono están talladas también en mármol, pero esta vez blanco y azul.

PATIO DEL PALACIO REAL


El salón del trono es amplísimo aunque algo oscuro. Recibe luz natural a través de las vidrieras de los grandes ventanales, pero ésta es muy tamizada. De forma rectangular, sustentado por columnas recubiertas de paneles de madera tallados. Sus paredes, hasta media altura, están cubiertas de mosaicos geométricos. El suelo de mármol está decorado con dibujos geométricos. El artesonado del techo es una reconstrucción del original.

SALÓN DEL TRONO



SALÓN DEL TRONO


ARTESONADO DEL SALÓN DEL TRONO

ENTRADA AL PATIO DEL PALACIO REAL
PATIO DE ENTRADA AL SALÓN DEL TRONO













PUERTA DE ENTRADA AL SALÓN DEL TRONO


















SALÓN DEL TRONO. AL FONO ESCALERA DE ACCESO A UNO DE LOS PASADIZOS SECRETOS

Allí nos damos cuenta de que al fondo hay una escalera angosta que conduce hasta el vestíbulo de la fortaleza. Es uno de los muchos pasadizos secretos con los que cuenta el conjunto.


PUENTE DE ACCESO A LA FORTALEZA. AL FONO A LA DERECHA LA MEZQUITA AL-KHESRUIE



Al bajar y salir al exterior vemos a los niños que van saliendo de los colegios. Todos uniformados con enormes mochilas a la espalda. Se nos acercan curiosos. Charlamos con ellos. El más atrevido nos dice si le podemos sacar una foto. Se prepara como un portero de fútbol. Le enseño la foto, sonríe y se marcha con el grupo.

A menudo pienso en todos ellos.