CARTAS PERSAS de Montesquieu

Las cartas persas son una obra de juventud de Charles-Louis de Secondant, barón de la Bréde y de Montesquieu, escritas entre 1717 y 1720.

Publicadas anonimamente en Amsterdam (1721), se trata de un libro irónico, donde por medio de la mirada oriental de sus protagonistas Uzbek, Rica, Pablongas y Redi, se critica los usos y costumbres occidentales, recurriendo en ocasiones al humor negro y ridiculizando constantemente a la corte francesa.

La novela comienza cuando Uzbek, político y pensador, se ve obligado a huir de su país tras denunciar una serie de vicios en la corte de Isfahán. 

El viaje se realiza en diez etapas a través de Irán, Armenia, Turquía, Italia y Francia, terminando la narración tras ciento setenta y una cartas intercambiadas por los protagonistas en las cuales se tocan tres temas principales: La religión, la moral, y la política.

Carta Primera

Usbek a su amigo Rustán, a Isfahán 

(...) Un día no más nos hemos detenido en Qom. Después de haber rezado nuestras preces en el sepulcro de la virgen que dio a luz doce profetas, nos volvimos a poner en camino y ayer llegamos a Tabriz, veinticinco días después de haber salido de Isfahán.

Acaso somos Rica y yo los primeros persas que con ánimo de aprender hemos salido de nuestro país, abandonando las satisfacciones de una vida sosegada por afanarnos en buscar la sabiduría.

Nacidos en una floreciente monarquía, no hemos empero creído que a sus confines habíamos de ceñir nuestros conocimientos, ni que sólo la luz oriental hubiese de ilustrarnos. 

Escríbeme qué es lo que dicen de nuestro viaje, y no me escondas nada, que bien creo que pocos lo aprobarán. Dirige la respuesta a Erzurum, donde me detendré algún tiempo.  Adiós, querido Rustán, y está cierto que he de ser tu fiel amigo en cualquier parte del mundo en que me encuentre.

Tabriz, 15 de la luna de Safar, 1711

Charles-Louis de Secondat, barón de la Brède, más conocido por Montesquieu.

(1689-1755)

Filósofo, político y escritor, vivió durante la llamada Ilustración. Su pensamiento debe ser enmarcado dentro del espíritu crítico de la Ilustración francesa, patente en rasgos como la tolerancia religiosa, la aspiración de libertad y su concepto de la felicidad en el sentido cívico, si bien se desmarcará de otros autores de la época por su búsqueda de un conocimiento más concreto y empírico en oposición a la abstracción y método deductivo dominantes. Podemos decir que como difusor de la Constitución inglesa y teórico de la separación de poderes se encuentra muy cercano al pensamiento de Locke, en tanto que como autor de las Cartas persas podría situarse próximo a Saint-Simon. Sin embargo, el pensamiento del señor de La Brède es complejo y tiene esa personalidad propia que le convierte en uno de los pensadores más influyentes en el seno de la historia de las ideas políticas. 

Autor de obras como El espíritu de las leyes, se le considera uno de los precursores del liberalismo y fue quien elaboró la teoría de la separación de poderes.