Era costumbre entre los palestinos plantar un olivo por cada hijo que nacía; el niño y el olivo crecen al mismo tiempo y cuando ambos cumplen quince años están preparados: uno para dar sus frutos, el otro para recogerlos.
Bajo esta premisa se construye el libro El sueño del olivar de Deborah Rohan.
En la Tierra Santa de los cristianos, la bíblica de los hebreos y el lugar sagrado para los musulmanes, transcurre la historia de la familia Moghrabi.
La novela comienza con la llegada de Hamzi Moghrabi al aeropuerto Ben Gurión de Tel Aviv. Tras un exilio de cincuenta años vuelve, acompañado de su hija, a la tierra de sus antepasados, pero la Palestina que él conoció siendo un niño ya no existe.
Hamzi relata a su hija Ruba la historia de su familia, que es la historia del pueblo palestino.
Basada en hechos reales El sueño del olivar nos lleva desde el dominio otomano, pasando por el mandato británico, la partición de Palestina y la creación del estado de Israel. De la mano de Kamel Moghrabi (patriarca de la saga) nos introduce en un camino angosto, el camino que el destino le ha trazado y en el que Kamel intenta, por todos los medios, mantener a su familia unida y lo que es más importante para él, ligada a la tierra de sus ancestros, ligada a los olivos.
"¿Cuántas veces había hablado baba de sus amados olivos? Debes de venerar a estos árboles -decía a menudo baba-. Son parte de nuestra alma. Nos dan tanto: aceitunas para comer, aceite para cocinar y conservar nuestra comida, ingredientes para fabricar nuestro jabón, muebles para nuestro hogar. Lo más importante es que estos árboles antiguos forman parte de nosotros, profundamente enraizados, seguros de su lugar en este mundo" Le cuenta un día Kamel a su hijo mayor Raji.
En un ambiente cálido y conmovedor la novela nos descubre una historia de amor en lo más hondo del corazón de sus protagonistas. Como la amistad de Kamel con el rabino Musa y de cómo este contrario al sionismo le explica al primero la razón por la que quieren establecer un estado judio:
"Cuando mi pueblo fue llevado a Babilonia en el siglo VI antes de Cristo, los profetas les dijeron que un día Dios les permitiría a los judíos regresar a Eretz Israel. Y lentamente, con el tiempo, la gente comenzó a asociar el regreso a Palestina con la venida del Mesías..." (Estamos en mayo de 1923).
El libro deja abierta una puerta a la esperanza:
"Aparcamos en el mismo sitio en que lo hizo mi padre el día que me llevó al colegio del Líbano. Conduzco a Ruba por el mismo sendero de tierra. Hacia el oeste, con vistas al mar, están las diez parcelas. Nada se ha construido sobre elllas. Nada se ha plantado. Son completamente estériles".
Carmen, es muy poético y de gran sensibilidad.
ResponderEliminarSoy tu lector incondicional aunque estaré once días en Segovia, como ya te dije.
Un beso
Alejandro Chanes
Ya me lo comentaste. Gracias Alejandro por entrar en mi blog y dejar tus comentarios.
ResponderEliminarUn beso,
Tiene una pinta estupenda. Tengo una compañera a la que le gusta mucho leer y siempre hablamos de libros. Se lo voy a pasary de paso le comento lo de tu libro que creo que no le he dicho nada.
ResponderEliminarBelen
Muchas gracias Belén. El libro es muy bonito aunque, como cabía esperar, algo triste, pero así es la historia.
ResponderEliminarUn beso y muchas gracias (de nuevo) por entrar en mi blog y dejar un comentario.
Aterrice en tu blog, desde "AMENABAR, AMENABAR", y no me puedo despegar, es hermoso! un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias Amelia, la verdad es que ultimamente tengo el blog un poco abandonado. Pero seguiré actualizándolo con entradas que, espero, te sigan interesando. Mientras te invito a pasear por mi página web www.alquimialiteraria.com Es una revista mensual en la que publicamos relatos inspirados en cuadros. Espero que te guste. Un abrazo
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