sábado, 5 de octubre de 2013

DAMASCO / 8



Estación del Hiyaz
No muy lejos del zoco al-Hamidiyya al fondo de la céntrica avenida al-Nasr, hay un edificio de dos plantas. Porticado de columnas sobre una escalinata que mezcla con sutil delicadeza la herencia arábiga con la arquitectura europea. Es la llamada Estación al-Hiyad. Obra del arquitecto español Fernando de Aranda (1878-1969) cuya obra es tan admirada y extensa que se le conoce como el arquitecto de Damasco.
La estación es un edificio nada suntuoso. Su fachada está adornada con los azulejos que el arquitecto español hizo importar desde Talavera de la Reina. Fue construida por orden del sultán Abdul Hamid (entre 1917 y 1920) para unir Damasco y Medina, con el fin de que los musulmanes pudiesen viajar con más seguridad a los Lugares Santos del Islam. Su vestíbulo con el techo artesonado, sus ventanas de cristales policromados y sus zócalos revestidos de madera es hoy una librería. Al fondo, tras las puertas de cristales está el hueco (profundo y amplio) de los andenes. Existía el proyecto para construir un complejo hotelero con centros comerciales.
Descubrimos la estación cuando buscábamos una librería y nuestra sorpresa fue que al mismo tiempo que visitábamos uno de los edificios más bonitos en su interior había muchos e interesantes libros

La historia de este arquitecto está envuelta en leyenda: en 1886 la familia Aranda se traslada a Estambul, donde el padre se convierte en músico de la corte de Abdul Hamid II (sultán de Turquía) ocupando diferentes cargos. Por su trabajo el sultán le concedió el título de Pashá. Su hijo comenzó a trabajar en el Imperio Otomano como arquitecto en Siria, donde ya había acometido uno de sus primeros proyectos, Bab Abid (1906). Tras casarse con Sandiaqar Hilmi y convertirse al Islam adoptó el nombre de Muhammad. Está enterrado en el cementerio de Bab al-Saghir de Damasco. Aunque su memoria sigue viva en los edificios que construyó (el Rectorado y la Facultado de Teología, la Facultad de Derecho, el hotel Zenobia en Palmira, la Mezquita Tawsie, el Banco Comercial y diferentes casas damascenas).


Khan Assad Pashá
Los Caravasares eran los centros donde paraban las antiguas caravanas de mercaderes de las rutas comerciales entre Europa y Asia. Eran amplios recintos con un patio central y múltiples habitaciones alrededor. En el patio se alojaban los animales y las mercancías (telas, especias, piedras preciosas, etc.)
En Damasco sin duda el más bello y espectacular es el Khan Assad Pashá, completamente restaurado.
Con una superficie de dos mil quinientos metros cuadrados, situado en el zoco al-Bouzuriyah fue construido entre 1751 y 1752. A lo largo de la época otomana fue sede de las caravanas procedentes de Bagdad, Mosul, Alepo y Beirut, entre otras.
Se accede a él por un gran portalón de madera (con una cerradura inmensa de la que cuelga su llave correspondiente), decorada con tallas de piedra se abre a un patio amplio y espacioso dividido en nueve módulos, cada uno de ellos cubierto por una cúpula elevada sobre un tambor perforado con veinte ventanas por las que se cuela la luz. Las bóvedas se apoyan en los cuatro pilares y las paredes del patio. En el centro, bajo la cúpula central, una fuente de mármol ocupa el espacio. Cada una de las cuatro paredes del patio tiene tres puertas, flanqueadas (cada una de ellas) por dos ventanas rectangulares.
Para acceder al segundo piso hay una escalara situada a la derecha de la entrada principal. En esta planta se mantiene la misma simetría. En cada galería hay tres arcos flanqueados por dos más pequeños. Cuenta con ochenta habitaciones dispuestas a lo largo de una galería que da al patio. Todas muy sencillas, con puertas de acceso de madera. Al entrar vemos que está construida a dos alturas, dividiendo el espacio entre la zona para dormir de la estancia.
Todo el Khan está construido en piedra basáltica y caliza, alternando los colores.
En el terremoto de 1758 tres de las cúpulas fueron destruidas, restaurándose en 1990, ganando el premio Aga Khan de Arquitectura.
En la actualidad es el Museo de Historia Natural de Damasco.
 
El patio con la fuente central. ¿Os la imaginaís llena de camellos cargados de sedas? Yo sí
 
La gran cúpula central


 
Los balcones que se abren al patio central

Las habitaciones
Desde el interior de una de las habitaciones
 
En la segunda planta el pasillo que conduce a las habitaciones

En nuestra visita al Khan conocimos a Jordi, un español que vivía en Damasco y estaba realizando trabajos de restauración. Nos invitó a subir a la terraza y poder así divisar todos los tejados de Damasco.
Accedimos por una escalera (de madera) muy estrecha. Al llegar a la azotea pudimos admirar la belleza de las nueve cúpulas del Khan, además de disfrutar de una visión privilegiada de la ciudad antigua. Los minaretes de la Gran Mezquita de los Omeyas, el tejado del Bimarestán, la cúpula del Hammam Nur Eddin, los torreones de la Ciudadela.
Las ventanas estaban tapadas porque esa noche se iba a celebrar la proyección de un documental sobre Damasco organizada por el Instituto Cervantes de Damasco
Al fondo la Mezquita de los Omeyas. A la izquierda Jordi


Tres de las nueve cúpulas
A la izquierda el minarete de Jesús. A la derecha la puerta Sur de la Mequita de los Omeyas


Al fondo el Monte Qassium




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Damasco / 8 por Carmen Dorado Vedia se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.

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