Estación del Hiyaz
No muy lejos del zoco al-Hamidiyya al
fondo de la céntrica avenida al-Nasr, hay un edificio de dos plantas. Porticado
de columnas sobre una escalinata que mezcla con sutil delicadeza la herencia
arábiga con la arquitectura europea. Es la llamada Estación al-Hiyad. Obra del
arquitecto español Fernando de Aranda (1878-1969) cuya obra es tan admirada y
extensa que se le conoce como el arquitecto de Damasco.
La estación es un edificio nada
suntuoso. Su fachada está adornada con los azulejos que el arquitecto español
hizo importar desde Talavera de la Reina.
Fue construida por orden del sultán Abdul Hamid (entre 1917 y
1920) para unir Damasco y Medina, con el fin de que los musulmanes pudiesen
viajar con más seguridad a los Lugares Santos del Islam. Su vestíbulo con el
techo artesonado, sus ventanas de cristales policromados y sus zócalos revestidos
de madera es hoy una librería. Al fondo, tras las puertas de cristales está el
hueco (profundo y amplio) de los andenes. Existía el proyecto para construir un
complejo hotelero con centros comerciales.
Descubrimos la estación cuando buscábamos una librería y nuestra sorpresa fue que al mismo tiempo que visitábamos uno de los edificios más bonitos en su interior había muchos e interesantes libros |
La historia de este arquitecto está
envuelta en leyenda: en 1886 la familia Aranda se traslada a Estambul, donde el
padre se convierte en músico de la corte de Abdul Hamid II (sultán de Turquía)
ocupando diferentes cargos. Por su trabajo el sultán le concedió el título de
Pashá. Su hijo comenzó a trabajar en el Imperio Otomano como arquitecto en
Siria, donde ya había acometido uno de sus primeros proyectos, Bab Abid (1906).
Tras casarse con Sandiaqar Hilmi y convertirse al Islam adoptó el nombre de
Muhammad. Está enterrado en el cementerio de Bab al-Saghir de Damasco. Aunque
su memoria sigue viva en los edificios que construyó (el Rectorado y la Facultado de Teología, la Facultad de Derecho, el
hotel Zenobia en Palmira, la Mezquita Tawsie,
el Banco Comercial y diferentes casas damascenas).
Khan Assad Pashá
Los Caravasares eran los centros donde
paraban las antiguas caravanas de mercaderes de las rutas comerciales entre
Europa y Asia. Eran amplios recintos con un patio central y múltiples
habitaciones alrededor. En el patio se alojaban los animales y las mercancías
(telas, especias, piedras preciosas, etc.)
En Damasco sin duda el más bello y espectacular
es el Khan Assad Pashá, completamente restaurado.
Con una superficie de dos mil
quinientos metros cuadrados, situado en el zoco al-Bouzuriyah fue construido
entre 1751 y 1752. A
lo largo de la época otomana fue sede de las caravanas procedentes de Bagdad,
Mosul, Alepo y Beirut, entre otras.
Se accede a él por un gran portalón de
madera (con una cerradura inmensa de la que cuelga su llave correspondiente), decorada
con tallas de piedra se abre a un patio amplio y espacioso dividido en nueve
módulos, cada uno de ellos cubierto por una cúpula elevada sobre un tambor
perforado con veinte ventanas por las que se cuela la luz. Las bóvedas se
apoyan en los cuatro pilares y las paredes del patio. En el centro, bajo la
cúpula central, una fuente de mármol ocupa el espacio. Cada una de las cuatro
paredes del patio tiene tres puertas, flanqueadas (cada una de ellas) por dos
ventanas rectangulares.
Para acceder al segundo piso hay una
escalara situada a la derecha de la entrada principal. En esta planta se
mantiene la misma simetría. En cada galería hay tres arcos flanqueados por dos
más pequeños. Cuenta con ochenta habitaciones dispuestas a lo largo de una
galería que da al patio. Todas muy sencillas, con puertas de acceso de madera.
Al entrar vemos que está construida a dos alturas, dividiendo el espacio entre
la zona para dormir de la estancia.
Todo el Khan está construido en piedra
basáltica y caliza, alternando los colores.
En el terremoto de 1758 tres de las
cúpulas fueron destruidas, restaurándose en 1990, ganando el premio Aga Khan de
Arquitectura.
En la actualidad es el Museo de
Historia Natural de Damasco.
Las habitaciones |
En
nuestra visita al Khan conocimos a Jordi, un español que vivía en Damasco y
estaba realizando trabajos de restauración. Nos invitó a subir a la terraza y
poder así divisar todos los tejados de Damasco.
Accedimos
por una escalera (de madera) muy estrecha. Al llegar a la azotea pudimos
admirar la belleza de las nueve cúpulas del Khan, además de disfrutar de una
visión privilegiada de la ciudad antigua. Los minaretes de la Gran Mezquita de los Omeyas, el
tejado del Bimarestán, la cúpula del Hammam Nur Eddin, los torreones de la Ciudadela.
Las ventanas estaban tapadas porque esa noche se iba a celebrar la proyección de un documental sobre Damasco organizada por el Instituto Cervantes de Damasco |
Tres de las nueve cúpulas |
A la izquierda el minarete de Jesús. A la derecha la puerta Sur de la Mequita de los Omeyas |
Al fondo el Monte Qassium |
Damasco / 8 por Carmen Dorado Vedia se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.
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