sábado, 14 de septiembre de 2013

SIRIA / RUSAFA



Rusafa o Rasafeh
Al suroeste del Éufrates, en pleno desierto sirio, a ciento sesenta kilómetros de Alepo y a treinta kilómetros de Raqqah, se encuentran las ruinas de Rusafa.
Gracias a un oasis, que las crónicas describen de espléndido color esmeralda, se convirtió en una estación caravanera.
Fundada por los sumerios, quienes establecieron una red de ciudades a lo largo del camino entre Mesopotamia y la costa Siria, se la menciona en sus textos bajo el nombre de Rusaf.
Floreció por su ubicación en las rutas de las caravanas que unen Alepo, Dora Europos y Palmira.
Rusafa al no contar con manantiales cercanos dependía de grandes cisternas que almacenaban la lluvia para abastecer a la población de agua potable.
En la época romana fue convertida en base militar y comercial. En el año 297 el oficial romano Sergio fue martirizado en esta ciudad por convertirse al cristianismo, por lo que al terminar la persecución y ser el cristianismo la religión del reino, cristianos de todo el imperio acudían a peregrinar a su tumba, hasta el grado de que la ciudad fue conocida como Sergiópolis a partir del siglo IV, construyendo una basílica y otros edificios civiles y religiosos.
Los árabes hasánidas establecieron en ella la capital de su reino y Al-Múndir Ibn Chabla la hizo sede de su corte.
Los persas atacaron la ciudad, por su riqueza y su posición estratégica, en varias ocasiones durante sus campañas contra Siria durante el siglo VI y hasta principios del siglo VII.
En época de los omeyas fue el califa Hisam Ibn Abd Al-Málek quien la eligió como residencia y le dio cierto rango capitalino, construyendo varios palacios.
Sus habitantes abandonaron la ciudad cuando les llegaron noticias de la caída violenta de Bagdad a manos de los ejércitos mongoles de Hulagu Khan. Desde entonces quedó abandonada.
Rusafa se caracteriza por las rocas de cristal blanco brillante que se usaron en sus construcciones, como es el caso de la muralla defensiva. Esta muralla tuvo cuatro entradas finamente adornadas con altorrelieves geométricos, signos religiosos y cruces, lo que refleja la importancia religiosa que tuvo como Sergiópolis.
Procopio (historiador y estudioso del siglo VI) escritor de las guerras de Justiniano, describe en detalle las murallas y edificios de Rusafa. 
Las partes de la muralla que todavía están bien conservadas suman un total de mil seiscientos metros de longitud  y alrededor de mil pies de ancho, disponen de torres redondas o cuadradas con cien metros de separación entre sí. 
Cerca de la entrada Norte se encuentran los restos de la Iglesia del Mártir, donde estaba el sepulcro de San Sergio. El diseño de la iglesia es el utilizado en el siglo VI. Una gran cúpula domina el centro de una estructura cuadrada que forma el recinto de la iglesia. Más tarde fue convertida en palacio y posteriormente en Mezquita.
Por la vía principal a escasos metros de la Iglesia del Mártir hay una edificación rectangular que era el Caravasar de la ciudad. 
En la parte sur de la ciudad se encuentran los cuatro grandes tanques de agua. Con una capacidad de mil quinientos metros cúbicos, abastecían a toda la ciudad. El agua era reunida por represas y diques construidos en las laderas de las montañas y llevadas hasta los tanques por medio de canales y luego distribuidos por toda la ciudad por medio de un complejo sistema de canalización.
De los edificios más importantes y mejor conservados está la Basílica de la Santa Cruz, construida por orden del rey árabe Munzer Ben Hares en el siglo II.
Es un enorme edificio de base rectangular con una nave central y dos laterales separadas por columnas con arcos de media punta. Llama la atención que el altar mayor se encuentra justo en el centro de la Basílica y tiene la forma de una herradura. Al fondo se encuentra el ábside que sustentaba la cúpula.

Entrada Norte
Detalle de columna. Entrada Norte
Murallas
Murallas

Vía principal
Caravasar

Locales comerciales en la vía principal
Iglesia de San Sergio
Altar. Iglesia de San Sergio
Almacenes
Residencia
Residencia
Residencia
Depósitos de agua
Basílica de la Santa Cruz
Columnas. Basílica de la Santa Cruz
Arcos. Basílica de la Santa Cruz
Nave Central con el Altar en forma de herradura. Basílica de la Santa Cruz




Otras ciudades de interés en la cuenca del Éufrates son:


Deir ez-Zor. ciudad que se convirtió en un punto de destino importante para los armenios después del genocidio sufrido. Es una zona agrícola con importancia en los cultivos de algodón y cereales, y ganadera con la cría de ovejas lanares. Desde el descubrimiento de pozos petrolíferos se ha convertido en un centro importante para la extracción del crudo. Es famoso el puente colgante que cruza el Éufrates construido en 1927. Cuenta con dos Universidades especializadas en arqueología y antigüedades: Universidad Al-Furat y la Universidad Al-Jazeera.

Dura Europos. Término babilónico que hace referencia a la fortaleza (Dura) y Europos a la localidad de nacimiento de Seleuco Nicator (a él se atribuye la fundación de la ciudad). A mitad de camino entre Alepo y Bagdad, a orillas del Éufrates, en un punto estratégico de varias importantes rutas comerciales de la antigüedad. Junto a Edessa y Nísibis formaba parte del entramado de comunicación del Imperio Seléucida. Tras la ocupación de Roma, mantuvo su condición estratégica, como punto de contacto de las caravanas.
Las ruinas fueron descubiertas en 1919 por soldados británicos. Se conservan las pinturas de las sinagogas (Museo de Damasco) y un baptisterio cristiano. Son también importantes los hallazgos que han permitido conocer textos en lengua parta.


Ciudad Mari. Antigua ciudad situada al oeste del Éufrates en la actual Tell Hariri. Habitada desde el quinto milenio antes de Cristo, tuvo su mayor esplendor entre el año 2900 y 1798 antes de Cristo cuando fue saqueada por Hammurabi. En la Biblia se la menciona en el viaje que Abraham realizó de Ur a Harán.
Fue descubierta en 1933 por una tribu beduina que se encontraba excavando para construir una tumba.
En el año 2005 habían sido desenterrados menos de la mitad del área que ocupa.
La población de Mari era semita formada por la misma migración que la de eblaitas y acadios.
A partir del año 2900 antes de Cristo floreció debido a su situación estratégica entre las ciudades sumerias de la baja Mesopotamia y las ciudades del norte de Siria.
Alrededor del año 2350 antes de Cristo fue destruida por Sargón de Acad, volviendo a renacer bajo la dinastía amorrea (1900 a.C.).
Entre los descubrimientos arqueológicos más importantes están: el palacio de Zimri-Lim (rey de Mari) que tenía unas trescientas habitaciones. Una de las tablillas encontradas relata las características del palacio.
Otro de los descubrimientos importantes fueron los archivos estatales, donde se encontraron veinticinco mil tablillas cuneiformes.
Alrededor de 1798 antes de Cristo fue destruida por Hammurabi. Después fue habitada por asirios y babilonios, pero su tamaño fue el de una aldea, hasta la llegada de los griegos cuando desapareció de la historia para siempre.



Halabiya. Conocida por su castillo fortificado a la orilla derecha del Éufrates. Fue construido por Zenobia, reina de Palmira, en el siglo III. Ocupa una superficie de doce hectáreas protegida por murallas y una ciudadela en la cima de la colina.
Después de la conquista musulmana del norte de Mesopotamia, la necesidad de mantener una frontera bien definida a lo largo del río Éufrates desapareció. La ciudadela se siguió utilizando para controlar el movimiento en la zona.
Se conservan, además de la ciudadela, los restos de dos iglesias y un complejo de baños públicos y dos calles.
Foto de Rafael Gómez
Foto de Rafael Gómez
Licencia Creative Commons
Rusafa por Carmen Dorado Vedia se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.

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