jueves, 12 de septiembre de 2013

SIRIA / LAS CIUDADES OLVIDADAS



Las Ciudades Muertas o Ciudades Olvidadas
Son una parte importante de los monumentos sirios de la época bizantina. Su importancia es resaltada por el hecho de ser el único lugar del mundo donde se muestra la grandeza y prosperidad de la Siria bizantina.
Se trata de un grupo de setecientos asentamientos abandonados en el noroeste de Siria entre los estados de Alepo e Idlib.
Los agricultores empezaron a establecerse en esa zona desde finales del siglo II después de Cristo, prosperando gradualmente la zona a partir del siglo IV después de Cristo como resultado de la estabilidad política y militar ofrecida por la tregua entre romanos y persas.
La población dependió en su sustento de la agricultura y la ganadería. La producción de aceite de oliva y vino fueron propulsores al enriquecimiento de sus pobladores durante los siglos IV, V y VI. Las edificaciones, modelos de ingenio del arquitecto y constructor sirio fueron tomadas como referencia (sobre todo las iglesias) para la edificación de iglesias en todo el mundo. Desgraciadamente sus habitantes se vieron forzados a desalojar sus hogares y dejar sus tierras como resultado de los ataques persas (años 572, 612 y 618 de la Era Cristiana); los terremotos que asolaron la zona en el siglo VI; las largas sequías, y finalmente la peste negra.


Restos de una edificación
 
Prensa de aceite
 
Tumba rodeada de olivos

 
Al fondo un edificio, posiblemente una residencia religiosa  


 
A pesar de todo, algunas poblaciones (Al-Bara y Serjilla) siguieron habitadas hasta mediados del siglo XII, son junto con el Monasterio de San Simeón las que mejor ser conservan.
En nuestra estancia en Siria visitamos el Monasterio de San Simeón, Al-Bara y Serjilla.

Monasterio de San Simeón
Qal’at Sim’an
En el siglo II de nuestra era aparecieron en Siria y Egipto los primeros monasterios después de que el decreto de Milán autorizara la práctica del cristianismo en el impero romano.
Sin embargo no fue hasta el siglo VI cuando el emperador Justitiano decretó una orden que organizaba las labores, funciones y normas de los monasterios.
Durante este período apareció en Siria un personaje bastante peculiar conocido como Simeón el estilita al pasar parte de su vida subido a una columna. Llegó a tener fama de hombre santo hasta el punto de que el emperador Xenón ordenó apoyar a sus seguidores y ampliar el monasterio.
Construido en roca basáltica tiene forma de cruz griega, cuyo centro coincide con el monolito donde San Simeón pasaba largas temporadas. Peregrinos de todo el imperio bizantino acudían allí para recibir sus bendiciones.
Se accede al monasterio por una sala octogonal. Al este se encuentra la pila bautismal y el altar todo ello solado con un gran mosaico. A los lados del altar hay dos torres que se han conservado. A un lado vemos las habitaciones de los monaguillos y al salir por la puerta Sur encontramos un pequeño edificio de dos plantas en forma de L dedicado a la residencia de los monjes y sacerdotes que acudían a servir a los peregrinos. En los ventanales  se observan cruces talladas en la roca (la cruz de Malta, la cruz Griega y otros símbolos cristianos como el pez o la concha).
El monasterio tenía un muro defensivo que los bizantinos construyeron en el siglo X para protegerlo de los ataques de los Señores de Alepo. Un angosto camino nos lleva hasta un pequeño santuario con dos entradas cuidadosamente decorado con frescos y tallados.

En el centro se puede apreciar los restos de la columna donde Simeón el estilita pasaba largas temporadas
Entrada principal a la Basílica
 
Altar mayor de la Basílica
Residencia para los monjes y peregrinos
Al fondo la frontera con Turquía
Detalle de las ventanas de la residencia de los monjes

Al-Bara
Fundada en el siglo IV de nuestra era, prosperó en los siglos V y VI cuando se dio un gran desarrollo urbanístico y las edificaciones fueron centrándose alrededor de la iglesia principal.
La vida de su gente consistía en criar su ganado, sembrar sus granos, olivos y viñedos, produciendo aceite de oliva y vino que por su excelente calidad consiguieron amplia fama a lo largo de todo el Imperio Bizantino.
Ocupada por los cruzados en 1098 fue recuperada por los árabes musulmanes en 1174 bajo el reinado del sultán Nur Eddin Zanki. En ella construyeron una fortaleza conocida como fuerte Abu Sufian.
Sus ruinas son las más extensas de todas las ciudades muertas y se encuentran dispersas entre campos de olivos, viñas y otros frutales, siendo sus edificaciones muy amplias, originales y bellas en sus decorados y adornos, así como un ejemplo de la arquitectura autóctona.



Entre sus edificaciones cabe destacar: el convento de Subat, al sur de la ciudad y cuya construcción data del siglo VI.
Cerca del convento existe un mausoleo piramidal único entre los descubiertos en otras ciudades muertas. Con un techado finamente decorado con ornamentos vegetales y cruces de diferentes formas. En su interior se pueden encontrar tres grandes sepulcros de piedra grabadas con símbolos del cristianismo primitivo, así como con las letras alfa y omega.























En Bara existen cinco iglesias cuyos restos se conservan en buen estado. La mayor, conocida como La Fortaleza por haber sido utilizada por los cruzados, tiene unas dimensiones de cincuenta por treinta y cinco metros.










Tumba
También se pueden distinguir entre las ruinas: tres conventos, varias villas,  una tumba subterránea, y varios edificios destinados a la prensa de la aceituna en muy buen estado de conservación.

Prensa de aceituna

















Serjilla
Esta ciudad fue fundada a finales de la era romana. Floreció y se amplió durante la era bizantina como las demás ciudades olvidadas. La importancia arqueológica de esta ciudad está basada en el perfecto estado de conservación de sus edificios, su cantidad y la variedad de ellos.
Paseando por sus calles podemos ver los baños públicos, el palacio de reuniones, la taberna, la iglesia, la prensa de aceituna, las casas, las reservas de agua, además de los mausoleos.
Uno de los grandes descubrimientos hechos en Serjilla es un fino trabajo de mosaicos que cubrían el piso de un baño. Su construcción data del año 473 y tiene el nombre de sus donantes: Juliano y su esposa Dumna.
Una de las peculiaridades de las casas de Serjilla es que en todas ellas, la entrada se hacía a través de un arco.
De todo el conjunto quizás sea bueno destacar los siguientes edificios:
El conjunto eclesiástico. Es la edificación más importante. Consiste en dos iglesias separadas por varios mausoleos dedicados a los sepulcros de los religiosos.
El Andrón. Lugar donde se reunía la junta del pueblo. Es una edificación de dos plantas con una entrada sostenida por tres columnas. Se conserva magníficamente.
Los baños públicos. Es un edificio rectangular. El centro servía de sala de descanso. Al fondo se encontraba la sala tibia y a la derecha la caliente. En el lado izquierdo se aprecian dos piscinas una caliente y otra fría. Esta parte estaba dedicada exclusivamente a las mujeres.

Casas

Sepulcros

Casas

Baños públicos


Iglesia
Interior del andrón
El Andrón o Palacio de Reuniones

Iglesia

Palacio


Palacio

La Taberna

Patio del Palacio
Palacio
Conjunto eclesiástico



Cuando llegamos a Serjilla estaban construyendo un edificio que albergaría una oficina de turismo (punto de encuentro y de partida para las visitas guiadas), un restaurante y diversas instalaciones para acomodar al turismo. A pesar de ser viernes (festivo) los obreros trabajaban en el solado de las escaleras que dan acceso a la ciudad. Numerosos niños se nos acercaron. Querían saber de qué país éramos. Charlamos con ellos y les regalamos algunos de los rotuladores de colores que llevábamos. Sin embargo, mi recuerdo es para dos niños de apenas cuatro y cinco años, hermanos cuya timidez les impedía acercarse más. Nos aproximamos a ellos y al preguntarles su nombre en árabe notamos que se relajaban. Al despedirnos el más pequeño de los dos me dio una flor de azafrán. Flor que guarde y que aún conservo entre las páginas de mi cuaderno de viajes.
Ellos y aquél gesto me inspiraron el cuento Lloré, incluido en mi libro Tras las huellas de Sherezade.



EBLA



A cincuenta y cinco kilómetros al sureste de Alepo, en el conocido Tell Mardikh se encuentra Ebla (roca blanca).
Sitio arqueológico que ocupa una superficie de cincuenta hectáreas descubierta por el arqueólogo italiano Paolo Matthiae en 1964.
En las excavaciones arqueológicas se han encontrado indicios de su ocupación desde el año 3500 antes de Cristo, aunque estudios posteriores datan su fundación en el año 2900 antes de Cristo.
Ebla progresó y tuvo su mayor esplendor desde el año 2600 hasta el año 2250 antes de Cristo cuando finalmente fue destruida por los acadios.
Ebla era un centro comercial que dominaba la ruta hacia Mesopotamia. Su archivo real (más de veinte mil tablillas) proporcionaron una valiosa información así como el nombre de sus reyes.
Una de las tablillas descubierta y que tiene mayor importancia es el diccionario de términos acadios y sumerios. Se puede decir que es el primer diccionario conocido de la humanidad.
Ebla volvió a renacer en el siglo II antes de Cristo, pero esta vez como ciudad satélite bajo el control de Alepo. Destruida definitivamente por los hititas en el año 1600 antes de Cristo nunca más volvió a ser rehabilitada a pesar del establecimiento posterior de algunos asentamientos en los alrededores.
Empezamos nuestra visita ascendiendo al Tell por el lado Norte. Allí observamos las últimas excavaciones que han dejado al descubierto la muralla de la ciudad (con una anchura de treinta metros) y algunos fuertes defensivos. En la cima hay una placa conmemorativa del descubrimiento de la ciudad. Desde la altura se puede observar toda la ciudad, aunque lo que más llama la atención es la escalera de acceso a la fortaleza.
Todas las piezas encontradas están custodiadas en el Museo Regional de Idlib.
A la bajada en un puesto venden réplicas de las tablillas de arcilla encontradas.

Pasear por las Ciudades Olvidadas es detener el tiempo, escuchar los rumores de mercado, las conversaciones de enamorados, aspirar el profundo aroma de tiempos pasados.


Licencia Creative Commons
Las ciudades olvidadas por Carmen Dorado Vedia se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.

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