Las Ciudades Muertas o Ciudades
Olvidadas
Son una parte importante de los monumentos sirios
de la época bizantina. Su importancia es resaltada por el hecho de ser el único
lugar del mundo donde se muestra la grandeza y prosperidad de la Siria bizantina.
Se trata de un grupo de setecientos asentamientos
abandonados en el noroeste de Siria entre los estados de Alepo e Idlib.
Los agricultores empezaron a establecerse en esa
zona desde finales del siglo II después de Cristo, prosperando gradualmente la
zona a partir del siglo IV después de Cristo como resultado de la estabilidad
política y militar ofrecida por la tregua entre romanos y persas.
La población dependió en su sustento de la
agricultura y la ganadería. La producción de aceite de oliva y vino fueron
propulsores al enriquecimiento de sus pobladores durante los siglos IV, V y VI.
Las edificaciones, modelos de ingenio del arquitecto y constructor sirio fueron
tomadas como referencia (sobre todo las iglesias) para la edificación de
iglesias en todo el mundo. Desgraciadamente sus habitantes se vieron forzados a
desalojar sus hogares y dejar sus tierras como resultado de los ataques persas
(años 572, 612 y 618 de la Era Cristiana);
los terremotos que asolaron la zona en el siglo VI; las largas sequías, y finalmente
la peste negra.
Restos de una edificación |
Prensa de aceite |
Tumba rodeada de olivos |
Al fondo un edificio, posiblemente una residencia religiosa |
A pesar de todo, algunas poblaciones (Al-Bara y Serjilla) siguieron habitadas hasta mediados del siglo XII, son junto con el Monasterio de San Simeón las que mejor ser conservan.
En nuestra estancia en Siria visitamos
el Monasterio de San Simeón, Al-Bara y Serjilla.
Monasterio de San Simeón
Qal’at Sim’an
En el siglo II de nuestra era aparecieron en Siria
y Egipto los primeros monasterios después de que el decreto de Milán autorizara
la práctica del cristianismo en el impero romano.
Sin embargo no fue hasta el siglo VI cuando el
emperador Justitiano decretó una orden que organizaba las labores, funciones y
normas de los monasterios.
Durante este período apareció en Siria un personaje
bastante peculiar conocido como Simeón el estilita al pasar parte de su vida
subido a una columna. Llegó a tener fama de hombre santo hasta el punto de que
el emperador Xenón ordenó apoyar a sus seguidores y ampliar el monasterio.
Construido en roca basáltica tiene forma de cruz
griega, cuyo centro coincide con el monolito donde San Simeón pasaba largas
temporadas. Peregrinos de todo el imperio bizantino acudían allí para recibir
sus bendiciones.
Se accede al monasterio por una sala octogonal. Al
este se encuentra la pila bautismal y el altar todo ello solado con un gran
mosaico. A los lados del altar hay dos torres que se han conservado. A un lado
vemos las habitaciones de los monaguillos y al salir por la puerta Sur
encontramos un pequeño edificio de dos plantas en forma de L dedicado a la
residencia de los monjes y sacerdotes que acudían a servir a los peregrinos. En
los ventanales se observan cruces
talladas en la roca (la cruz de Malta, la cruz Griega y otros símbolos
cristianos como el pez o la concha).
El monasterio tenía un muro defensivo que los bizantinos
construyeron en el siglo X para protegerlo de los ataques de los Señores de
Alepo. Un angosto camino nos lleva hasta un pequeño santuario con dos entradas
cuidadosamente decorado con frescos y tallados.
En el centro se puede apreciar los restos de la columna donde Simeón el estilita pasaba largas temporadas |
Entrada principal a la Basílica |
Altar mayor de la Basílica |
Residencia para los monjes y peregrinos |
Al fondo la frontera con Turquía |
Detalle de las ventanas de la residencia de los monjes |
Al-Bara
Fundada en el siglo IV de nuestra era, prosperó en
los siglos V y VI cuando se dio un gran desarrollo urbanístico y las
edificaciones fueron centrándose alrededor de la iglesia principal.
La vida de su gente consistía en criar su ganado,
sembrar sus granos, olivos y viñedos, produciendo aceite de oliva y vino que
por su excelente calidad consiguieron amplia fama a lo largo de todo el Imperio
Bizantino.
Ocupada por los cruzados en 1098 fue recuperada por
los árabes musulmanes en 1174 bajo el reinado del sultán Nur Eddin Zanki. En
ella construyeron una fortaleza conocida como fuerte Abu Sufian.
Sus ruinas son las más extensas de todas las
ciudades muertas y se encuentran dispersas entre campos de olivos, viñas y
otros frutales, siendo sus edificaciones muy amplias, originales y bellas en
sus decorados y adornos, así como un ejemplo de la arquitectura autóctona.
Entre sus edificaciones cabe destacar: el convento de Subat, al sur de la ciudad y cuya construcción data del siglo VI.
Cerca del convento existe un mausoleo piramidal único entre los descubiertos en
otras ciudades muertas. Con un techado finamente decorado con ornamentos
vegetales y cruces de diferentes formas. En su interior se pueden encontrar
tres grandes sepulcros de piedra grabadas con símbolos del cristianismo
primitivo, así como con las letras alfa y omega.
En Bara existen cinco iglesias cuyos restos se conservan en buen estado. La mayor, conocida como La Fortaleza por haber sido utilizada por los cruzados, tiene unas dimensiones de cincuenta por treinta y cinco metros.
Tumba |
Prensa de aceituna |
Serjilla
Esta ciudad fue fundada a finales de la era romana.
Floreció y se amplió durante la era bizantina como las demás ciudades
olvidadas. La importancia arqueológica de esta ciudad está basada en el
perfecto estado de conservación de sus edificios, su cantidad y la variedad de
ellos.
Paseando por sus calles podemos ver los baños públicos, el palacio
de reuniones, la taberna, la iglesia, la prensa de
aceituna, las casas, las reservas de agua, además de los mausoleos.
Uno de los grandes descubrimientos hechos en Serjilla
es un fino trabajo de mosaicos que cubrían el piso de un baño. Su construcción
data del año 473 y tiene el nombre de sus donantes: Juliano y su esposa Dumna.
Una de las peculiaridades de las casas de Serjilla
es que en todas ellas, la entrada se hacía a través de un arco.
De todo el conjunto quizás sea bueno destacar los
siguientes edificios:
El conjunto eclesiástico. Es la edificación más importante. Consiste en dos
iglesias separadas por varios mausoleos dedicados a los sepulcros de los
religiosos.
El Andrón. Lugar donde se reunía la junta del pueblo. Es una edificación de dos
plantas con una entrada sostenida por tres columnas. Se conserva
magníficamente.
Los baños públicos. Es un edificio rectangular. El centro servía de
sala de descanso. Al fondo se encontraba la sala tibia y a la derecha la
caliente. En el lado izquierdo se aprecian dos piscinas una caliente y otra
fría. Esta parte estaba dedicada exclusivamente a las mujeres.
Casas |
Sepulcros |
Casas |
Baños públicos |
Iglesia |
Interior del andrón |
El Andrón o Palacio de Reuniones |
Iglesia |
Palacio |
Palacio |
La Taberna |
Patio del Palacio |
Palacio |
Conjunto eclesiástico |
Cuando llegamos a Serjilla estaban construyendo un edificio que albergaría una oficina de turismo (punto de encuentro y de partida para las visitas guiadas), un restaurante y diversas instalaciones para acomodar al turismo. A pesar de ser viernes (festivo) los obreros trabajaban en el solado de las escaleras que dan acceso a la ciudad. Numerosos niños se nos acercaron. Querían saber de qué país éramos. Charlamos con ellos y les regalamos algunos de los rotuladores de colores que llevábamos. Sin embargo, mi recuerdo es para dos niños de apenas cuatro y cinco años, hermanos cuya timidez les impedía acercarse más. Nos aproximamos a ellos y al preguntarles su nombre en árabe notamos que se relajaban. Al despedirnos el más pequeño de los dos me dio una flor de azafrán. Flor que guarde y que aún conservo entre las páginas de mi cuaderno de viajes.
Ellos y aquél gesto me inspiraron el cuento
Lloré, incluido en mi libro Tras las huellas de Sherezade.
EBLA
A cincuenta y cinco kilómetros al sureste de Alepo, en el conocido Tell Mardikh se encuentra Ebla (roca blanca).
Sitio arqueológico que ocupa una superficie de
cincuenta hectáreas descubierta por el arqueólogo italiano Paolo Matthiae en
1964.
En las excavaciones arqueológicas se han encontrado
indicios de su ocupación desde el año 3500 antes de Cristo, aunque estudios
posteriores datan su fundación en el año 2900 antes de Cristo.
Ebla progresó y tuvo su mayor esplendor desde el
año 2600 hasta el año 2250 antes de Cristo cuando finalmente fue destruida por
los acadios.
Ebla era un centro comercial que dominaba la ruta
hacia Mesopotamia. Su archivo real (más de veinte mil tablillas) proporcionaron
una valiosa información así como el nombre de sus reyes.
Una de las tablillas descubierta y que tiene mayor
importancia es el diccionario de términos acadios y sumerios. Se puede decir que
es el primer diccionario conocido de la humanidad.
Ebla volvió a renacer en el siglo II antes de
Cristo, pero esta vez como ciudad satélite bajo el control de Alepo. Destruida
definitivamente por los hititas en el año 1600 antes de Cristo nunca más volvió
a ser rehabilitada a pesar del establecimiento posterior de algunos
asentamientos en los alrededores.
Empezamos nuestra visita ascendiendo
al Tell por el lado Norte. Allí observamos las últimas excavaciones que han
dejado al descubierto la muralla de la ciudad (con una anchura de treinta
metros) y algunos fuertes defensivos. En la cima hay una placa conmemorativa
del descubrimiento de la ciudad. Desde la altura se puede observar toda la
ciudad, aunque lo que más llama la atención es la escalera de acceso a la
fortaleza.
Todas las piezas encontradas están
custodiadas en el Museo Regional de Idlib.
A la bajada en un puesto venden
réplicas de las tablillas de arcilla encontradas.
Pasear por las Ciudades Olvidadas es detener el tiempo, escuchar los rumores de mercado, las conversaciones de enamorados, aspirar el profundo aroma de tiempos pasados.
Las ciudades olvidadas por Carmen Dorado Vedia se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.
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Me encanta éste tu viaje a través del tiempo.
ResponderEliminarsueño cada día con volver
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