viernes, 31 de enero de 2014

LAS CRUZADAS VISTAS POR LOS ÁRABES de Amin Maalouf

Bagdad, agosto de 1099

Sin turbante, con la cabeza afeitada en señal de luto, el venerable cadí Abu-Saad al-Harawi entra gritando en el espacioso diván del califa al-Mustazhir-billah. Lo acompaña una muchedumbre de acólitos, jóvenes y viejos. Estos aprueban ruidosamente cada una de sus palabras y ofrecen, igual que él, el provocador espectáculo de una abundante barba bajo un cráneo rasurado. Algunos dignatarios de la corte intentan calmarlo, pero apartándolos con gesto desdeñoso, avanza resueltamente hasta el centro de la sala y, a continuación, con la vehemente elocuencia de un predicador desde lo alto del púlpito, sermonea a todos los presentes, sin hacer distinción de rango:

- ¿Osáis dormitar a la sombra de una placentera seguridad, en medio de una vida frívola como la flor del jardín, mientras que vuestros hermanos de Siria no tienen más morada que las sillas de los camellos o las entrañas de los buitres?




Basándose en testimonios de los historiadores y cronistas árabes de la época, AMIN MAALOUF relata la historia de las cruzadas tal y como las vieron y vivieron en "el otro campo", es decir, en el lado musulmán, un punto de vista hasta ahora olvidado.

Las Cruzadas vistas por los árabes abarca el periodo comprendido entre la llegada de los primeros cruzados a Tierra Santa en 1096 y la toma de Acre por el sultán Jalil en 1291, dos agitados siglos que dieron forma a Occidente y al mundo árabe y que aún hoy siguen condicionando sus relaciones.  
 

Los habitantes de la tierra se dividen en dos,
Los que tienen cerebro pero no religión,
Y los que tienen religión pero no cerebro.

Cuarenta años después de su muerte, un fanatismo llegado de lejos iba a darle aparentemente la razón al hijo de Maarat, tanto en su falta de religiosidad como en su legendario pesimismo:

El destino nos destroza como si fuéramos de cristal,
Y nuestros pedazos nunca más vuelven a unirse.

(...) Precisamente uno de ellos, Abdu-Fadl Ibn al-Jashab, un cadí de Alepo de pequeña estatura pero poderosa voz, es quien, con su tesón y su fortaleza de carácter, se decide a despertar al gigante dormido en que se ha convertido el mundo árabe. Su primer acto popular consiste en repetir, doce años después, el escándalo que antaño había provocado al-Harawi en las calles de Bagdad. En esta ocasión, va a haber un auténtico motín.

(...) El sultán Mahmud, aliado de Zangi, acaba de morir, a los veintiséis años y, una vez más, estalla una nueva guerra de sucesión en el seno del clan selyúcida. El príncipe de los creyentes la aprovecha para recuperarse (...) Pero el califa le sale al encuentro a la cabeza de varios miles de hombres, cerca de la ciudad de Tikrit, a orillas del Tigris, al norte de la capital abasida. 

(...) ¿Atacar Damasco? ¿Atacar la ciudad de Muin al-Din Unar, el único dirigente musulmán que tiene un tratado de alianza con Jerusalén? ¡No podían prestarle mejor servicio los frany a la resistencia árabe! (...) ¿Os habéis vuelto locos para ayudar a estas gentes contra nosotros? ¿No os habéis dado cuenta de que, si triunfan en Damasco, intentarán arrebataros vuestras propias ciudades? En cuanto a mí, si no consigo defender la ciudad, se la entregaré a Sayf al-Din, y ya sabéis que, si toma Damasco, ya no podréis manteneros en Siria.

(...) Se reconquistó la ciudad de Acre -especifica Abul-Fida- a mediodía del decimoséptimo día del segundo mes de yumada del año 690. Y se da el caso de que exactamente el mismo dia, a la misma hora, en el 587, los frany habían arrebatado Acre a Salah al-Din y habían capturado y matado a todos los musulmanes que allí se encontraban. ¿No es ésta una curiosa coincidencia? Siguiendo el calendario cristiano, esta coincidencia no resulta menos asombrosa pues la victoria de los frany en Acre había acontecido en 1191, cien años antes, casi el mismo día de su derrota final.

Quiera Dios que nunca vuelvan a pisar este suelo

Las cruzadas vistas por los árabes
Amin Maalouf
Alianza Editorial   




Amin Maalouf
Beirut, 1949
Escritor libanés que reside en París. En 2010 obtuvo el premio Príncipe de Asturias de las Letras. Es miembro de la Academia Francesa 

miércoles, 29 de enero de 2014

MARAM AL-MASRI



Recuerdo
cada mañana
en el camino del colegio,
a lo largo del puerto
camino sinuoso
cerca del café de la juventud donde
solían encontrarse,
todos los ancianos del barrio.

(Me duele el corazón)

Recuerdo el joven camarero
que dejaba su trabajo
y canturreaba para mí una canción
 o me enviaba un suspiro
¡Yo escondía mi sonrisa en mi
pañuelo
o lo tiraba al mar
Sonreír, en mi país,
¡Qué vergüenza!

Recuerdo
por la tarde
la cornisa a las seis
hora concurrida
donde se cruzan pies y sueños
chicos y chicas de Latakia.

Recuerdo
caras y nombres,
Recuerdo
parques y calles,
Recuerdo
y...

Maram Al-Masri
(Latakia-Siria 1962)
Se trasladó a París en 1982, después de estudiar literatura inglesa en Damasco. 

Está considerada como una de las voces femeninas más conocidas y más cautivadoras de su generación. Se dedica exclusivamente a la literatura y a la traducción. Su obra poética es conocida en muchos países. Ha participado en numerosos festivales internacionales de poesía en Francia, Argentina, Reino Unido, Irlanda, Bélgica, Holanda, Luxemburgo, Italia, Suecia, Túnez, Marruecos, Siria, Kuwait, Egipto y, por supuesto, en España.

Ha escrito cuentos y numerosos poemas aparecidos en revistas y en varias antologías en árabe. Ha publicado los libros Te amenazo con una paloma blanca (1984), Cereza roja sobre losas blancas (1997), Te miro (2000), etc.

Con su libro Cereza roja sobre losas blancas obtuvo el Premio Adonis del Foro Cultural Libanés en 1998. 

Su poesía es engañosamente sencilla ya que puede parecer fácilmenta accesible pero hay que saber penetrar en el sutil sentido de su obra en la que confluyen la tradición poética de la poesía árabe, de profundas raíces islámicas ligadas al eterno tema del amor, con sus inevitables derivaciones a la sensualidad y al erotismo unido a la tradición lírica de la modernidad euripea.

Publicado por la Revista Siria Magazine
 

viernes, 24 de enero de 2014

CALILA E DIMNA




La cultura del cuento popular convivió durante siglos con la del cuento literario creado en ambientes más cultos y destinado a un público de clases altas. El comienzo de la prosa literaria en España se sitúa en el año 1251 con la traducción del árabe al castellano del Calila e Dimna, una colección de cuentos populares breves de origen oriental e intención didáctica, cuyo título proviene del nombre de dos lobos hermanos. 

Calila e Dimna procede en gran parte de la célebre colección de cuentos indios titulados Panchatantra, que llegaron a nuestro paísa a través de los árabes, o mejor dicho, sirios. Se tradujo a instancias del rey Alfonso X el Sabio, siendo éste aún infante, en la escuela oficial de traductores de Toledo.

La estructura principal de la obra es la narración marco (conversación entre el rey Dicelem y su algucil-filósofo Burduben), aunque no se descartan otras como la de la caja china (cuentos dentro de otros cuentos).

Tiene tres partes:

* La introducción de Al-Muqaffa, que es una apología del saber y de su carácter eminentemente práctico (en ella se incluyen algunos exempla).

* La historia de Bercebuey. Capítulos I y II. El primero describe su viaje a la India en busca de la sabiduría; y el segundo es, en realidad, un contemptu mundi.

* La historia de Calila y Dimna propiamente dicha, dividida a su vez en dos partes:
- Una compuesta por los capítulos III-IV, que son los más complejos en cuanto a composición y los más cercanos al Panchatantra.
- Otra, que comprende los restantes capítulos, y que sigue unos esquemas organizativos simples y con paralelos orientales más claros.


La tortuga y los dos patos (fábula extraída del libro Calila e Dimna)

Se dice que en una fuente vivían dos patos y una tortuga,
unidos por fuertes lazos de amistad.
Llegón un momento que el agua de la fuente disminuyó en proporciones considerables.
Los patos decidieron entonces que tenían que marchar de allí y viajar hacia otros lugares.

Fueron a despedirse de la tortuga:

-¡Dios te guarde! Tenemos que partir.
- Sólo la gente como yo, respondió la tortuga, sufre cuando el agua se agota, porque yo no puedo vivir si no estoy cerca de ella. Encontrad alguna solución, llevadme con vosotros, suplicó.
- Sólo podemos hacerlo con una condición: mientras te transportamos, no debes responder nada a los que viéndote, señalarán tu camino.
- Por supuesto, pero ¿de qué forma se os ocurre que me podéis llevar?
- Tú cogerás por el medio, entre tus mandíbulas, un trozo de madera que nosotros tomaremos, cada uno por un extremo.

La idea gustó a la tortuga y los dos patos la evaron con su vuelo.

Las gentes que lo vieron, ante semejante espectáculo, exclamaban unos a otros:
 
"¡Mirad, es extraordinario! dos patos llevando una tortuga por los aires!"

Escuchando estas palabras y creyéndose fuerte, la tortuga contestó:

- ¿Acaso os molesta?

Fue entonces que al abrir la boca para responder, vanidosa de su suerte, se cayó y murió.


Publicado en la revista SIRIA MAGAZINE

miércoles, 22 de enero de 2014

FADWA TUQAN





EN LAS OLAS
 Traducido del árabe por:
MARÍA LUISA PRIETO




Aquella noche
Las caras se desvanecieron en torno nuestro
Y todo desapareció
Menos el brillo azul de
Tus ojos y la llamada
En aquel brillante azul
Donde mi corazón
Navegó cual barco
Guiado por las olas.
Las olas nos condujeron
A un mar sin playas,
Sin límites
Y sin resistencia
A que las olas contaran
La eterna historia de la vida
Resumida
En una mirada.
Y la tierra se inundó con
El impulso de la marea, el viento y la lluvia.

Aquella noche
Mi jardín se despertó
Y los dedos del viento
Arrancaron su cercado.
En mi jardín, la hierba,
Las flores y los frutos se estremecieron
Con la danza del viento y la lluvia.
Todo se desvaneció
Aquella noche
Menos el brillo azul de tus ojos
Y la llamada
En el brillante azul
Donde mi corazón navegó
Cual barco guiado por las olas.

(Del poemario: Ante la puerta cerrada (1967)







Fadwa Tuqan

(Nablus 1917 - Naplusa 2003)

Poeta Palestina conocida por su respresentación de la resistencia a la ocupación Israelí.
Perteneciente a una distinguida familia de intelectuales y políticos recibió su educación en un colegio cristiano hasta los 13 años, cuando se vio forzada a abandonar la escuela debido a un enfermedad.

Fue su hermano Ibrahim Tuqan, conocido como el poeta de Palestina, quien se responsabilizó de su educación, introduciéndola en la poesía.

Conocida como la "Gran Dama" de las letras palestinas, es en 1990 con la publicación en inglés de su autobiografía "Un viaje montañoso" cuando adquiere el reconocimiento internacional.

Comenzó a escribir de manera acostumbrada en la poesía, pero con el paso del tiempo, se convirtió en una de las pioneras en el uso del verso libre en la poesía árabe.

En 1946 publica una apasionada biografía de su hermano Ibrahim.

Publicó varios libros: "Sola con los días" (1952), "La encontré" (1957), "Danos amor" (1960), "Ante la puerta cerrada" (1967).

Es a partir de 1967 cuando comienza a escribir poemas patrióticos como: "Palabras a mi patria", "Cancioncillas para los comandos", "La libertad del pueblo" y "El comando y la tierra".

En el poema "El comando y la tierra", inspirado en un hecho real, cuenta en tres estrofas la desaparición del comando Mazin Abu-Gazala en las colinas de Tubás, durante una batalla a finales de 1967.  

Premio Internacional de poesía en Palermo, premio Jerusalén para la Cultura y las Artes otorgado por la OLP (1990), Premio Emiratos Árabes (1990) y el Premio de Honor Poesía Palestina (1996). 

Su poema "Wahsha, moustalhama min Qanoon al Jathibiya" (Anhelo inspirado en la ley de la gravedad)  fue uno de sus últimos poemas escritos.
 
Otros libros son: "La noche y los jinetes" (1969) y "Sola en la cumbre de este mundo" (1974).





martes, 21 de enero de 2014

EL PEZ VOLADOR





El 13 de diciembre, en el Café Berlín, Victoria Siedlecki leía para todos los asistentes los cuentos de Manuel Moreno Nieto recogidos en su primer libro de relatos Nunca llegarás a nada

Un libro entre lo cotidiano y lo raro, entre la burla y la ternura, entre la racionalidad y el absurdo. 

Unos cuentos que se sitúan en ese terreno corrosivo que se abona con humor y se afianzan en la mejor tradición de la literatura española: el esperpento.

Una visita al supermercado, un ligue, un viaje al extrarradio de Madrid o un paseo por Asturias. 

Los temas son comunes al lector más común pero se ven transformados por las poderosas armas de la risa.
Clara Obligado


















Una noche fantástica

De la misma colección estamos pendientes de la salida del libro de Cristina Vázquez Las buenas intenciones.

lunes, 20 de enero de 2014

SIRIA: UGARIT / 2

EL PRIMER ALFABETO DE LA HISTORIA


Uno de los mayores hallazgos de Ugarit han sido sus archivos; como es propio de una ciudad comercial y cosmopolita, en Ugarit se hablaban muchos idiomas; de ellos nos han llegado siete lenguas diferentes (sumerio, acadio, hitita, hurrita, egipcio, chiprio-minoico y ugarítico) escritas en cinco sistemas gráficos distintos (logográfico, cuneiforme, jeroglífico hitita y egipcio y chiprio-minoico). La mayoría de ellos sobre tabillas de barro escritos con escritura cuneiforme. 

De entre todas ellas destaca la lengua local, el ugarítico, desconocida hasta entonces y hoy clasificada como lengua semítica noroccidental, emparentada con el árabe y el hebreo. Los primeros filólogos no podían salir de su asombro cuando se dieron cuenta de que a pesar de tratarse de una escritura que utilizaba el grafismo del cuneiforme, en realidad se trataba de una lengua alfabética, con unos 30 signos, en comparación con los centenares que tenía todos los demás sistemas.

Seguramente la invención se llevó a cabo para agilizar el proceso comercial, muy intenso en aquel momento y lugar, y para el que el sistema cuneiforme tradicional no se mostraba lo suficientemente eficaz. La aparición de este alfabeto se fecha hacia el siglo XIV, pero,... ¿es en realidad el alfabeto más antiguo de la humanidad?

En realidad, el sistema alfabético más antiguo conocido está datado hacia el 1500 y se halla documentado en unas inscripciones de la Serabit el-Khadim, en el Sinaí, donde los egipcios explotaban unas minas de turquesas en las que trabajaron semitas procedentes de Cannaán.

Este sistema se basaba en el aislamiento de determinados jeroglíficos egipcios a los que se les dio un único valor fonético, el primero de su significado en semítico, es decir: a la cabeza de buey, que ellos llamaban en semítico aleph, le dieron el valor de /'/; al plano de la casa que ellos llamaban beth, le dieron el valor de /b/ y de aquí surge la palabra "alfa-beto".

A este primer alfabeto se le conoce como "proto-sinaítico"; su principal incoveniente es la prácticamente inexistencia de material aparte de las brevísimas inscripciones del Sinaí. Además de éste existen algunas otras pruebas de la existencia de otros sistemas de escritura alfabética por el levante mediterráneo pero el problema es el mismo, la casi nula existencia de material para poder estudiarlo, seguramente debido al uso de materiales perecederos como el papiro o el pergamino. La gran novedad y ventaja del alfabeto de Ugarit radica en que adoptó el sistema alfabético al sistema de escritura mesopotámico, el cuneiforme, el cual necesita de un soporte como el barro.

A pesar de que muchas tablillas no se cocían, el incendio del palacio tras la destrucción de la ciudad supuso la conservación involuntaria de los textos, para deleite de filólogos e historiadores; millares de textos de contabilidad, cartas diplomáticas, relatos mitológicos... han podido estudiarse y con ellos conocer muy de cerca la vida, los pensamientos y las creencias no sólo de los habitantes de Ugarit, sino del mundo cananeo del II milenio a.C.

En consecuencia, a pesar de que el alfabeto de Ugarit no sea al más antiguo del mundo si es el que mejor conservado y estudiado, y del que, a fin de cuentas, derivan todos los demás, incluso el que sirve para escribir estas líneas.

Entre los millares de textos hallados en Ugarit, destaca una pequeña tablilla de no más de 4 cm. (Museo Nacional de Damasco) donde se encuentras dispuestos de forma ordenada para el aprendizaje los 30 signos que forman el alfabeto, como hoy en día podemos encontrar el nuestro en cualquier libro de texto 3.500 años después.

A diferencia de la mayoría de yacimientos orientales, construidos con adobe, Ugarit destaca porque la mayor parte de sus construcciones fueron realizadas en piedra, lo cual permite al visitante hacerse una idea más aproximada de lo que fueron sus casas, calles, templos y palacios.





Alfabeto


Sello Real

Sello real

Tablilla de arcilla con notas musicales grabadas. Se trata de  una canción de amor entre los dioses.

Publicado por la revista SIRIA MAGAZINE.

sábado, 18 de enero de 2014

SIRIA: UGARIT / 1

Tras las huellas de Ugarit por Felip Masó Ferrer 

 

En la costa de Siria, en la antigua tierra de Canaan, hacia la segunda mitad del segundo milenio A.C. surgió un poderoso estado, el reino de Ugarit. Entre las importantes revelaciones históricas que han aportado sus investigaciones, destaca el hallazgo de uno de los más antiguos alfabetos de la humanidad, del cual estas líneas son herederas directas. (Felip Masó Ferrer).

Situado al noroeste de Siria, a unos 10 kilómetros al norte de la moderna ciudad de Latakia, se encuentra el tell de Ras Shamra (La Colina del Hinojo), nombre actual de la antigua ciudad de Ugarit

Como tantas veces a lo largo de la historia de la arqueología, el hallazgo de Ugarit se debió a la casualidad. En marzo del año 1928, un campesino estaba arando un campo en la cercana localidad de Minet el-Beidha, cuando de pronto su azada topó con una gran laja de piedra que no era sino la cubierta de una rica tumba del período del Bronce Final. Por aquellos años, Siria era un protectorado francés y una vez dado el aviso del hallazgo, el servicio de antiguedades envió una misión con el objetivo de valorar el nuevo descubrimiento. 

El primer arqueólogo que participó en las excavaciones fue Claude Schaeffer, quien tras unas primeras investigaciones en el lugar del hallazgo, se trasladó rápidamente a Ras Shamra. Nadie hubiera podido pensar que la simple inpección de una tumba acabaría con más de 32 campañas de excavación a lo largo de 41 años (interrumpidos durante los años 1940-1947), y el hallazgo de uno de los más importantes yacimientos de Siria. 

Schaeffer abandonó las excavaciones en 1971 y éstas fueron pasando por diferentes arqueólogos (siempre franceses) hasta que se hizo cargo el arqueólogo Yves Calvet.

Ugarit se asienta en un punto clave por varios motivos: en primer lugar, está ubicada en una suave llanura, entre dos corrientes estacionales que le aseguran un suministro de agua que le permite irrigar unas tierras óptimas para un cultivo de tipo mediterráneo (cereal y sobre todo aceite y vino); en segundo lugar, se halla a menos de un kilómetro de la costa, con una salida al mar a través de un puerto natural llamado en la antigüedad Mahdu (correspondiente al actual Minet el-Beidha, lugar del hallazgo de la tumba por el campesino); y finalmente, se encuentra a medio camino de dos de los centros productores de materias primas más importantes del antiguo Oriente: Turquía (al norte) zona rica en madera, metales, piedras y gemas semipreciosas; y el Líbano (al sur) suministrador por excelencia de las ricas maderas de cedro. Además, en frente de la costa se encuentra Chipre, la isla del cobre, imprescindible para la obtención del bronce y con la que Ugarit mantuvo intensos contactos comerciales. Por todo ello es normal que Ugarit fuese un lugar atractivo para el asentamiento humano y con el paso del tiempo se conviertiera en un importantísimo centro martítimo y comercial capaz de mantener estrechas y provechosas relaciones con las mayores potencias del momento.

Las primeras pruebas de un asentamiento en la ciudad se remontan al Neolítico, en el VII milenio, tal y como se documenta en la base del tell, con la existencia de casas de adobe de planta cuadrada encerradas en lo que podría ser una primitiva fortificación de la que quedan, sin embargo, pocos restos. En el período siguiente, entre el V y el IV milenio, el hallazgo de unas cerámicas del tipo Halaf y Ubaid, permiten apreciar los primeros contactos con el sur mesopotámico, donde estaban a punto de surgir los primeros centros urbanos y que influirían en gran medida en el desarrollo posterior de Ugarit.

Ya en el Bronce Antiguo (hacia el 2400 a.C.), mientras el imperio acadio primero y la IIIª Dinastía de Ur después ejercían su hegemonía sobre Mesopotamia, Ugarit aparece mencionada por primera vez en los textos de Ebla, uno de los dos grandes reinos sirios (el otro fue Mari, más al sur) con los cuales mantenía también importantes contactos comerciales para suministrarles las materias primas que les eran deficitarias. Como resultado de estas relaciones, la ciudad experimentó un primer momento de auge y crecimiento urbano, tal y como revela la extensión del perímetro de las murallas y el mayor uso de la piedra como material de construcción en lugar del adobe.

Hacia el 2200 a.C., sin embargo, se produjo un abandono de la ciudad (generalizado en gran parte del Levante en esta época) que duró algo más de un siglo, hasta la llegada de una nueva población de origen nómada, los amoritas, los cuales revitalizaron la vida del asentamiento en su nueva etapa, la del Bronce Medio.  En esta época, los hallazgos de materiales egipcios del Reino Medio (Dinastías XI y XII) y las cartas en acadio procedentes del reino sirio-mesopotámico de Mari, evidencian las importantes relaciones políticas, diplomáticas (el mismo rey de Mari visita al rey de Ugarit) y comerciales que Ugarit desarrollaba con las más prestigiosas casas reales del momento. Gracias a estas relaciones, Ugarit vive una etapa floreciente tal y como se deduce por los vestigios arqueológicos que nos han llegado: la ciudad crece y se transforma en la capital de un reino homónimo con una extensión aproximada de unos dos mil kilómetros cuadrados. El asentamiento ocupa todo el tell (20 hectáreas) y adopta el aspecto que se mantendrá (aunque con algunas modificaciones) hasta su época final: una acrópolis con dos templos consagrados a Baal y a Dagón domina la ciudad, la cual se encierra dentro de un impresionante dispositivo defensivo formado por una muralla que rodea el yacimiento con un glacis de piedra con 45º de inclinación, una puerta poterna de acceso y una torre cuadrada de más de 14 metros de base. La riqueza y el refinamiento de la civilización de Ugarit en esta época se hacen evidentes en sus contrucciones de sillares perfectamente tallados y encajados (templos, palacio, lujosos barrios residenciales con tumbas abovedadas subterráneas...) y también en la gran cantidad de objetos de lujo (cerámicas, cajas, marfiles, joyas...) procedentes desde el Egeo hasta Mesopotamia y Egipto.

Es durante el Bronce Final,  tras un declive momentáneo debido a un terremoto y un incendio que destruyó parte de la ciudad (documentado en grises estratos de cenizas hallados en diversas zonas del tell) cuando Ugarit brilla con todo su esplendor, sobretodo entre los siglos XV-XIII; en este momento el reinto cuenta con una población de unos 25.ooo habitantes, de los cuales entre 6.000 y 8.000 vivían en la misma ciudad. Esta es su época dorada y la mejor documentada, pues es de esta etapa de donde proceden la mayoría de los textos hallados en la ciudad, uno de sus verdaderos tesoros arqueológicos.

A nivel internacional, en este momento el mundo oriental se encontraba dividido entre dos grandes potencias: el gran Egipto de la Dinastía XVIII y el no menos importante imperio de Mitani, situado a caballo entre el sur de Turquía y el norte de Siria. Ugarit, como en otras ocasiones mantenía relaciones con Egipto, tal y como demuestra la corespondencia diplomática de las Cartas de Amarna, pero con la desaparición del reino mitanio y la entreda en escena de los hititas de Anatolia, Ugarit en tiempos de su rey Niqmadu II se vio forzado a cambiar su alianza ante la presión hitita del rey Shuppiluliuma, el cual lo introdujo dentro de su órbita obligándole a pagar un costoso tributo entre cuyos bienes más preciados se hallaban los tejidos tintados en púrpura, obtenida del múrex, uno de los grandes negocios de los cananeos, que tras su desaparición sus sucesores, los fenicios, continuarán explotando. A la muerte del gran Shuppiluliuma, Ugarit y otros centros sometidos a la autoridad hitita aprovecharon para independizarse y bajo el rey Ar-Khalba, Ugarit volvió a aproximarse a Egipto, tal y como parece demostrar el hallazgo de una copa con el nombre del faraón egipcio Horemheb, uno de los sucesores de Tutankamon.

Las difíciles relaciones entre Egipto y los hititas hacían que Ugarit, situada en medio de ambos, no disfrutara de una cómoda situación. Sin embargo, el carácter eminentemente comercial y no militar de la ciudad le permitió mantener su posición y el rango de prestigio de sus habitantes. La paz firmada entre ambos imperios tras su famoso enfrentamiento en Qadesh, facilitó aún más los contactos comerciales y no fue hasta la llegada de los llamados Pueblos del Mar que Ugarit, bajo su último rey Ammurabi, cayó ante la embestida de estas poblaciones que, desde el Egeo y desplazados por movimientos migratorios más alejados, asolaron primero Anatolia (destruyendo la capital de los hititas) y después el levante mediterráneo con la caída de Ugarit como máximo exponnente; una caída tan repentina que los arqueólogos aún hallaron en los hornos las tablillas a punto de cocer. Los vestigios actuales de la ciudad corresponden a esta última época y entre ellos cabe destacar el gran Palacio Real, un impresionante edificio construido a base de bloques de piedra tallados con gran maestría y con una extensión de más de una hectárea. Distribuido en patios, al estilo de los palacios mesopotámicos y con por lo menos dos pisos de altura (a juzgar por los numerosos tramos de escaleras hallados), de sus diferentes estancias (así como de otras partes del yacimiento) proceden los cientos de tablillas cuneiformes que revelaron a los estudiosos un nuevo mundo cultural, literario y mitológico, el universo cananeo de la segunda mitad del segundo milenio a.C., (de gran influencia en el Antiguo Testamento), gran parte del cual fue escrito en uno de los más antiguos sistemas de escritura alfabética conocidos por la humanidad, el ugarítico.





Felip Masó Ferrer
Barcelona, 1973

Es profesor de Historia y Arqueología del Próximo Oriente Antiguo. Como arqueólogo, ha formado parte en diversas misiones en Siria, Israel y Jordania. Es autor de numerosos artículos sobre la zona, donde también ejerce de quía en viajes culturales.



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