miércoles, 18 de diciembre de 2013

POEMA DE GILGAMESH

El Poema de Gilgamesh constituye, tanto por su cronología como por su contenido argumental y fuerza poética, la primera de las grandes epopeyas literarias de la humanidad.

En torno al sumerio Gilgamesh, el rey de Uruk, que vivió hacia el año 2650 antes de Cristo, se fue forjando un conjunto de poemas míticos que, por sus indudable interés, muy pronto se fijaron por escrito en tablillas de barro para terminar por conjuntarse en un todo argumental.

A partir del siglo VII de nuestra era, la sombra de los siglos, al tiempo que cubría las ciudades de la antigua Mesopotamia, también lo hacía con el Poema de Gilgamesh, epopeya que permanecería muda hasta finales del siglo XIX (1872), fecha en que George Smith lograba, con un desciframiento, rescatar esta obra maestra de la antiguedad y devolverla a la Historia de la Literatura.





Tablilla I
Columna I

Quiero dar a conocer a aquel
que lo ha visto todo,
a aquel que ha conocido lo profundo,
que ha sabido todas las cosas,
que ha examinado, en su totalidad,
todos los misterios.

Cuando volvió de su largo viaje,
fatigado, pero tranquilo,
grabó en una piedra
todas sus aventuras.
Él edificó los muros de
Uruk la amurallada.

¡Contempla sus murallas
que son como el cobre!
¡Mira sus columnas
que no tienen rival!
¡Sube y paséate por la
muralla de Uruk!
 
Inspecciona sus cimientos, observa sus ladrillos de adobe.
Excepcional monarca, célebre, prestigioso,
héroe, hijo de Uruk, es como un toro que embiste.
 
¡Tal era Gilgamesh, perfecto, formidable!
 
Él es quien abrió pasos en las montañas,
quien excavó pozos en los campos,
quien cruzó el Océano y los enormes mares,
quien exploró los confines del mundo
en busca de la Vida Eterna. 

(...)

-“Hay un hombre que ha venido del desierto,
es el más poderoso del país, está dotado de gran fuerza,
ha estropeado las trampas que yo había tendido,
y me impide que cace”.
Dirigiéndose al cazador, Gilgamesh le dijo:
-“Ve, cazador, y lleva contigo a esta hermosa mujer;
en cuanto Enkidu llegue con sus bestias al río,
que ella se quite sus vestidos y le ofrezca sus encantos.
Nada más verla así, corriendo se acercará,
y su manada, que ha crecido con él en la estepa,
ya no le seguirá, pues sentirá que la han traicionado”.

(...)

Tablilla X
Columna VI 

La humanidad -su nombre- debe ser cortada
como una caña de cañaveral.
El hermoso joven, la hermosa muchacha
son arrebatados por la muerte.

(...)

Nadie ha podido reproducir la imagen de la muerte
El hombre, ya desde sus orígenes, era su prisionero.

(...) 

Estructurado en doce tablillas, divididas en columnas, cuestiona los grandes interrogantes que siempre han preocupado al hombre: significado de la vida, problema de la muerte, planteamiento de la inmortalidad y resignación ante el destino.

Si bien pueden desprenderse ciertas notas pesimistas, la filosofía última del Poema transmite un mensaje esperanzador: la posibilidad que tiene todo hombre de alcanzar un nombre imperecedero.

De la mano de Gilgamesh, dotado de sabiduría, que lo ha conocido todo, que ha descubierto los secretos, que ha visto los misterios y que nos ha transmitido noticias anteriores al Diluvio, nos embarcamos en una aventura en busca de la eternidad.

 
ESTELA DE GILGAMESH encontrada en UGARIT


 

Editorial Tecnos (Grupo Anaya S.A.) 2010
Estudio preliminar, traducción y notas de Federico Lara Peinado, doctor en Filosofía y Letras por la Universidad Autónoma de Barcelona, es en la actualidad profesor titular de Historia Antigua de la Universidad Complutense de Madrid. 
Aparte de numerosos estudios dedicados a la epigrafía, religión, arte y metodología histórica, su labor docente e investigadora se centra últimamente en el Área del Antiguo Oriente, fruto de la cual ha sido la publicación en esta misma colección del Código de Hammurabi, el Poema de Gilgamesh, los Himnos Sumerios, los Himnos Babilónicos, el Libro de los Muertos y los Primeros Códigos de la Humanidad.

 

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