La época de las Cruzadas se
caracterizó por la edificación y reconstrucción de muchas fortificaciones y
ciudadelas, entre ellas, la de Bosra.
Las diferentes etapas de su
construcción aparecen en las inscripciones árabes de sus torres. Hasta 1948 los
historiadores creyeron que todas las fortificaciones de la alcazaba y sus
torres eran ayyubíes, sin embargo, la Dirección General
de Antigüedades y Museos de Siria descubrió inscripciones en varios muros que
nos informan de las diferentes épocas de construcción. La primera re remonta al
auge de los árabes en el período nabateo (silo I a.C.) En el año 106 d.C,
después de la destrucción de la alcazaba nabatea, los romanos fundaron sobre
sus escombros el gran teatro. Más tarde, los omeyas tomaron el teatro como
centro para la edificación de otra alcazaba que resistió los ataques de
numerosos invasores.
Las etapas de construcción de estas
fortificaciones que alcanzan una superficie total de diecisiete mil metros cuadrados
son:
Época nabatea:
Clirmon Gavo, habla en sus trabajos de
una civilización árabe que precedió a la romana. Apoya la existencia de una
alcazaba nabatea cuyos cimientos continúan aún bajo el teatro romano. Esta
alcazaba tuvo mucho que ver con la victoria que consiguió el rey nabateo Rabil
I sobre los seléucidas en la batalla de Amtán (año 84-85 a.C.).
Los especialistas coinciden en afirmar
que, después de este terrible fracaso, los seléucidas perdieron el poder en
esta parte del mundo árabe (Siria). Los gobernadores de las ciudades se
independizaron y esto movió las ambiciones de los judíos que tramaron intrigas
para terminar con los reinos nabateos. Amenazaron la ciudad de Damasco y sus
habitantes pidieron ayuda de Al-Harez III, el Nabateo, sucesor de Rabil I,
quien acudió a socorrerlos junto con los árabes de Jordania. Salvaron la ciudad
de la agresión que le amenazaba y después se dirigieron a ajustar las cuentas
con los judíos que fueron expulsados de las doce ciudades que habían ocupado en
el sur, atravesaron Jordania y todos sus ejércitos se dispersaron en la famosa
batalla cerca de Alled.
Época Omeya y Abbasí:
Después de la conquista de Bosra, los
árabes cerraron todas las puertas del teatro y los accesos al exterior con
fuertes muros que no pertenecían al edificio original. Lo convirtieron así en
una fortificación inexpugnable, inaccesible excepto por las puertas construidas
de basalto. Ibn Asáker menciona una noticia sobre Al-Hizam (jinete árabe y
líder de los Qaysíes en la guerra civil con los Yemeníes, en Damasco, en el
tiempo de Rashid). Dicen que él, su hijo y su criado llegaron, huyendo, al
estadio romano de la ciudad de Bosra, que era una fortificación, y cuando la
gente oyó el ruido de los cascos de su caballo, comenzó a venir por todas
partes. Gracias a este texto podemos corroborar que el teatro estaba
fortificado.
Época Fatimí:
En este momento se construyeron tres
torres pegadas, la primer, al muro exterior del teatro por la parte oriental;
la segundo en la parte norte, en el punto en el que termina el semicírculo del
teatro y la tercera apoyada en el pabellón oriental del mismo. Todas estas
torres disponen de puertas que se abren a una galería superior y se comunican
directamente con el pasillo de la primera planta a través de puertas
fortificadas que se descubrieron intactas en los trabajos de prospección.
Época Ayyubí:
En los primeros años de esta época el
Horán se convirtió en objeto de las invasiones cruzadas. Aquí llegaron dos
expediciones, la primera bajo el mando de Baduán III y la segunda, de Baduán IV
en 1182. Las fortificaciones fatimíes no podían resistir los ataques invasores,
además no estaban preparados para acoger al gran número de soldados que
llegaron a Bosra con los ayubíes, cuando la ciudad se convirtió en Dar al-Muluk.
Se procedió a la construcción de la
primera torre en la época del rey Abu Bakr Ibn Ayyub, hermano de Salah al-Din,
y en los días de su hijo, el rey Sharif al-Din Issa, a principios del año 599
de la Hégira (1202 C).
Los trabajos de la última torre se terminaron
en la época del rey Náser Yúsef Jalil (649 de la Hégira – 1251 C).
Estas torres son un total de nueve,
todas construidas fuera del teatro, y junto con las tres fatimíes, forman un
conjunto fuerte, útil y adecuado con la estructura de las nuevas
fortificaciones tanto en la forma, como en la capacidad defensiva.
Más tarde, la ciudadela fue rodeada de
un profundo foso y sobre él se construyó un puente de cinco arcos que precede
al puente levadizo de madera. En caso de ataque, éste se podía elevar gracias a
cuerdas fijas en la puerta de la alcazaba. Sobre el graderío del teatro se
realizaron tres grandes plantas para almacenamiento. La planta baja se dedicó
al depósito de agua y la segunda se preparó para almacenar alimentos y
armamento. Estos pisos, cuyos cimientos se levantaron sobre las gradas del
teatro, nos dan una idea real del desarrollo de la arquitectura militar en la
Edad Media. Se distribuyó el peso de los
materiales en diferentes partes del graderío y del escenario que quedaron
convertidos en bases sólidas resistentes a altas temperaturas y a factores
climatológicos.
Los lugares arqueológicos de Bosra por Dureid Miqdad se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.
Bosra / La alcazaba (Fotografías) por Carmen Dorado Vedia se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.
No hay comentarios:
Publicar un comentario