sábado, 2 de noviembre de 2013

SIRIA / LA ALCAZABA DE BOSRA



La época de las Cruzadas se caracterizó por la edificación y reconstrucción de muchas fortificaciones y ciudadelas, entre ellas, la de Bosra.
Las diferentes etapas de su construcción aparecen en las inscripciones árabes de sus torres. Hasta 1948 los historiadores creyeron que todas las fortificaciones de la alcazaba y sus torres eran ayyubíes, sin embargo, la Dirección General de Antigüedades y Museos de Siria descubrió inscripciones en varios muros que nos informan de las diferentes épocas de construcción. La primera re remonta al auge de los árabes en el período nabateo (silo I a.C.) En el año 106 d.C, después de la destrucción de la alcazaba nabatea, los romanos fundaron sobre sus escombros el gran teatro. Más tarde, los omeyas tomaron el teatro como centro para la edificación de otra alcazaba que resistió los ataques de numerosos invasores.
Las etapas de construcción de estas fortificaciones que alcanzan una superficie total de diecisiete mil metros cuadrados son:
Época nabatea:
Clirmon Gavo, habla en sus trabajos de una civilización árabe que precedió a la romana. Apoya la existencia de una alcazaba nabatea cuyos cimientos continúan aún bajo el teatro romano. Esta alcazaba tuvo mucho que ver con la victoria que consiguió el rey nabateo Rabil I sobre los seléucidas en la batalla de Amtán (año 84-85 a.C.).
Los especialistas coinciden en afirmar que, después de este terrible fracaso, los seléucidas perdieron el poder en esta parte del mundo árabe (Siria). Los gobernadores de las ciudades se independizaron y esto movió las ambiciones de los judíos que tramaron intrigas para terminar con los reinos nabateos. Amenazaron la ciudad de Damasco y sus habitantes pidieron ayuda de Al-Harez III, el Nabateo, sucesor de Rabil I, quien acudió a socorrerlos junto con los árabes de Jordania. Salvaron la ciudad de la agresión que le amenazaba y después se dirigieron a ajustar las cuentas con los judíos que fueron expulsados de las doce ciudades que habían ocupado en el sur, atravesaron Jordania y todos sus ejércitos se dispersaron en la famosa batalla cerca de Alled.

Época Omeya y Abbasí:
Después de la conquista de Bosra, los árabes cerraron todas las puertas del teatro y los accesos al exterior con fuertes muros que no pertenecían al edificio original. Lo convirtieron así en una fortificación inexpugnable, inaccesible excepto por las puertas construidas de basalto. Ibn Asáker menciona una noticia sobre Al-Hizam (jinete árabe y líder de los Qaysíes en la guerra civil con los Yemeníes, en Damasco, en el tiempo de Rashid). Dicen que él, su hijo y su criado llegaron, huyendo, al estadio romano de la ciudad de Bosra, que era una fortificación, y cuando la gente oyó el ruido de los cascos de su caballo, comenzó a venir por todas partes. Gracias a este texto podemos corroborar que el teatro estaba fortificado.

Época Fatimí:
En este momento se construyeron tres torres pegadas, la primer, al muro exterior del teatro por la parte oriental; la segundo en la parte norte, en el punto en el que termina el semicírculo del teatro y la tercera apoyada en el pabellón oriental del mismo. Todas estas torres disponen de puertas que se abren a una galería superior y se comunican directamente con el pasillo de la primera planta a través de puertas fortificadas que se descubrieron intactas en los trabajos de prospección.

Época Ayyubí:
En los primeros años de esta época el Horán se convirtió en objeto de las invasiones cruzadas. Aquí llegaron dos expediciones, la primera bajo el mando de Baduán III y la segunda, de Baduán IV en 1182. Las fortificaciones fatimíes no podían resistir los ataques invasores, además no estaban preparados para acoger al gran número de soldados que llegaron a Bosra con los ayubíes, cuando la ciudad se convirtió en Dar al-Muluk.
Se procedió a la construcción de la primera torre en la época del rey Abu Bakr Ibn Ayyub, hermano de Salah al-Din, y en los días de su hijo, el rey Sharif al-Din Issa, a principios del año 599 de la Hégira (1202 C).
Los trabajos de la última torre se terminaron en la época del rey Náser Yúsef Jalil (649 de la Hégira – 1251 C).
Estas torres son un total de nueve, todas construidas fuera del teatro, y junto con las tres fatimíes, forman un conjunto fuerte, útil y adecuado con la estructura de las nuevas fortificaciones tanto en la forma, como en la capacidad defensiva.

Más tarde, la ciudadela fue rodeada de un profundo foso y sobre él se construyó un puente de cinco arcos que precede al puente levadizo de madera. En caso de ataque, éste se podía elevar gracias a cuerdas fijas en la puerta de la alcazaba. Sobre el graderío del teatro se realizaron tres grandes plantas para almacenamiento. La planta baja se dedicó al depósito de agua y la segunda se preparó para almacenar alimentos y armamento. Estos pisos, cuyos cimientos se levantaron sobre las gradas del teatro, nos dan una idea real del desarrollo de la arquitectura militar en la Edad Media. Se distribuyó el peso de los materiales en diferentes partes del graderío y del escenario que quedaron convertidos en bases sólidas resistentes a altas temperaturas y a factores climatológicos.
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Los lugares arqueológicos de Bosra por Dureid Miqdad se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.













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Bosra / La alcazaba (Fotografías) por Carmen Dorado Vedia se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.


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