lunes, 24 de agosto de 2015

IMPOSTURA



E
stoy al servicio de un anciano acaudalado y excéntrico. Soy actriz. Cada noche me caracterizo en el personaje de un cuadro. Al principio interpretaba con otros actores diferentes obras, pero desde hace un tiempo el jefe está obsesionado con un solo pintor y me hace repetir una y otra vez  la Dama del Armiño, de El Greco.
No tengo ningún problema. Incluso he llegado a adoptar de forma tan natural la pose de la dama, que sus invitados me pellizcan la cara, rozan mi mano y, alguno ha intentado besarme. Yo permanezco impasible. Lo que peor llevo es el humo de los puros.
Al terminar la velada, me dirijo a mi cuarto (vivo en la mansión) me despojo del pañuelo, de la piel que cubre mis hombros, guardo celosamente los anillos y me quito los polvos de arroz de mi cara.
El trabajo está bien remunerado y de vez en cuando encuentro una pulsera o un anillo de diamantes sobre la almohada.
Estos días ando algo preocupada, parece que al viejo ya no le emociona mi representación. Además, ha llegado a mis oídos que ha desempolvado un viejo cuadro y que está buscando quién lo represente. Me han dicho que se trata del Martirio de San Esteban. Desconozco el cuadro, pero si tanto éxito he tenido con la Dama, creo que bien podré caracterizarme de un santo. Los criados me dicen que no, que no lo haga. Me cuentan que los actores anteriores que representaron ese papel desaparecieron misteriosamente. No entiendo sus reticencias, una buena actriz debe interpretar  toda clase de papeles.
Esta noche, después de la cena, hablaré con él.

© Carmen Dorado Vedia




Publicado en el número 1 de la Revista Akelarre Literario. Diciembre 2014  
www.akelarreliterario.com

La Dama del Armiño' atribuida a El Greco, aunque algunos historiadores del arte sostienen que la autoría podría no pertenecerle.
 De igual manera, hay diversas teorías sobre quién es el personaje retratado en el cuadro.
 Actualmente se exhibeen la casa Pollok House en Glasgow, Reino Unido.
 

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