La ciudad de Belén es santa tanto para los cristianos como para los musulmanes. Conocida
por ser el lugar del nacimiento de Jesús
(en árabe Issa). Hijo de Dios en la fe cristiana y un profeta divinamente
inspirado para los musulmanes.
La Navidad se celebra tres veces al año en Belén: católicos y occidentales la celebran el 25 de diciembre, los seguidores de la Iglesia Griega Ortodoxa celebran la Navidad el 6 de enero y los armenios el 18 de enero.
La Navidad se celebra tres veces al año en Belén: católicos y occidentales la celebran el 25 de diciembre, los seguidores de la Iglesia Griega Ortodoxa celebran la Navidad el 6 de enero y los armenios el 18 de enero.
La ciudad en sí tiene una larga historia
prerromana documentada por primera vez en el siglo XVI a.C., en las cartas de Amarna. Las evidencias
arqueológicas del período calcolítico, de la Edad del Bronce y de la del Hierro muestran que
la primera presencia humana se produjo en la ladera oriental de la colina
central de la ciudad, en medio de los campos de Beit Sahur. Probablemente fue aquí donde se emplazó la ciudad de la Edad de Hierro. Pero para los
siglos X y VII a.C., la ciudad se encontraba ya en la alta cordillera de la Belén de hoy, en el área de
los jardines alrededor y al este de la Iglesia de la Natividad actual.
Situada a 765 metros sobre el
nivel del mar, en la antigua ruta de las caravanas y a 10 kilómetros al sur
de Jerusalén, está rodeada por
cerros ondulados que se angostan al este.
Belén es mencionada por primera vez en la Biblia
con el nombre de Errata y en conexión con la muerte de Raquel, quien tras morir dando a luz fue enterrada a las afueras
del pueblo por su esposo, Jacob. También
a esta tierra se acercó el profeta Samuel
y David fue proclamado rey,
sustituyendo así a Saúl. Pero sin
lugar a dudas, fue el nacimiento de Jesús
el acontecimiento más importante del que Belén ha sido testigo, y el evento
histórico que durante siglos, ha atraído a peregrinos y visitantes de todo el
mundo.
El nacimiento de Jesús en Belén, al final
del reinado de Herodes, determinó el destino de la ciudad; bajo Constantino, el
primer emperador cristiano, la
Iglesia de la
Natividad fue construida como una de las tres iglesias imperiales
de Palestina; a finales del siglo IV d.C., San Jerónimo se estableció en Belén
y construyó dos monasterios. La iglesia fue destruida en el año 529 d.C., y
reconstruida a una escala mucho mayor bajo Justiniano; aquella estructura sigue
constituyendo la esencia de la iglesia actual. La ciudad fue representada en el mapa-mosaico de Madaba, en el siglo
VI d.C.
La
iglesia de la Natividad, situada en la
plaza Manger es la más antigua de Tierra Santa en la que aún se celebran actos
religiosos. La iglesia original fue construida gracias al patrocinio de la
madre del emperador Constantino, Helena, que llegó en peregrinación a Palestina
en el año 325 d.C., para investigar los lugares asociados a la vida de
Jesucristo, aquellos venerados desde los primeros tiempos del cristianismo.
Helena eligió la Gruta de la Natividad, el lugar tradicional del
nacimiento de Jesús, como emplazamiento para erigir una enorme basílica, que
fue completada en el año 339 d.C. Dentro de la iglesia, dos juegos de escaleras
a ambos lados del altar mayor conducen a la gruta, el lugar donde nació Jesús. Una
estrella de plata incrustada en mármol blanco y que lleva la inscripción latina
“Aquí, de la Virgen María,
Cristo nació”, conmemora el lugar. En 2012, la Iglesia de la Natividad y la Ruta de Peregrinación fueron
inscritas en la Lista
del Patrimonio Mundial.
A pocos minutos andando desde la plaza
Manger, se encuentra la Capilla de la Gruta de la Leche. Según la tradición, es el lugar donde María amamantaba al
niño Jesús mientras se escondía de los soldados de Heredes, antes de huir a
Egipto. Se trata de una gruta irregular excavada en la suave piedra caliza. Se
cree que algunas gotas de leche de María cayeron sobre la roca, volviéndola
blanca. Venerada por cristianos y musulmanes, la roca blanca de leche es
conocida por sus poderes curativos y su reputada capacidad para hacer el
cuidado de los niños más fácil a las mujeres.
En la entrada norte de la ciudad, en el
camino de Jerusalén a Hebrón, está la Mezquita Bilal o Tumba de Raquel la matriarca, la esposa de Jacob, quien murió
en Belén al dar a luz a Benjamín. Considerada santa por cristianos, musulmanes
y judíos, el santuario y la actual mezquita fueron construidos durante el período
otomano. En la ciudad hay restos de dos acueductos que llevaban agua de los
baños de Salomón hasta Jerusalén.
El
campo de los Pastores. Localizado en el pueblo de Beit
Sahur, a 2 kilómetros
al este de Belén, éste es el lugar (según la tradición) donde el ángel de Dios
se apareció a los pastores anunciando la buena nueva del nacimiento de Jesús,
con un coro celestial cantando “Gloria a Dios en las alturas y en la Tierra Paz a los hombres de
buena voluntad”. En el pasado, los cananeos habitaron sus numerosas cuevas. En este
mismo lugar están también el Campo de
Ruth y Boaz y el Pozo de la Dama.
A dos kilómetros al oeste de Belén nos
encontramos con la antigua ciudad cananea de Beit Yala, cuyo nombre en arameo significa “alfombra de pasto”. En
este lugar se ubica la iglesia de San Nicolás, con su torre cuadrada y su
resplandeciente cúpula. El Monasterio Salesiano de Cremisan es famoso por su
excelente vino y su aceite de oliva de primera calidad.
Al norte se encuentra Biyar Daoud (pozos del rey David), que marcan el sitio done los
hombres del rey David atravesaron una guarnición filistea para llevar agua a su
rey.
Escondidas tras altos pinos en un pequeño
valle a 4 kilómetros
al sur de Belén, se encuentran las
Piscinas de Salomón. Consisten en tres inmensas albercas de piedra y
albañilería capaces de albergar 160.000 metros cúbicos
de agua. Aunque la tradición las atribuye al rey Salomón, las piscinas datan de
los tiempos de Herodes, aunque pudieron ser concebidas por Poncio Pilatos. Aquí
se recogía el agua de los manantiales que se bombeaba hasta Belén y Jerusalén. Cerca
de las piscinas se levanta la fortaleza otomana de Qal’at al Burak, construida
en el siglo XVII para proteger sus reservas de agua.
En un valle fértil al sur de Belén, se
encuentran las ruinas de Artas (del
latín hortus = huerto). Estas incluyen los cimientos de una iglesia y los
restos de un convento de los Cruzados, una iglesia, una fortaleza árabe, así
como otros vestigios romanos, bizantinos e islámicos. Artas domina una
impresionante sobre el espectacular convento de Hortus Conclusus (jardines
clausurados).
El Herodium
(Jabal Al Furdais), situado a 11
kilómetros al sureste de Belén, es una grandiosa fortaleza
construido en el año 37 a.C.,
para el rey Herodes como lugar de retiro. Contenía torres semicirculares, lujos
estancias, baños y jardines. Desde este lugar se domina Belén, Jerusalén, el
desierto de Judea y el Mar Muerto.
Monasterio
de San Teodosios. Construido por Teodosios en el año 500 d.C., el monasterio está
localizado al este de la histórica villa de Obediya, a 12 kilómetros al este
de Belén. Una gruta de paredes blancas marca el lugar del entierro de San
Teodosios, donde según la tradición, los Reyes Magos descansaron en el camino de
vuelta tras visitar a Jesús.
Si nos alejamos 15 kilómetros al este
encontraremos el Monasterio de San Saba,
construido en un acantilado cara al Cedrón. Fundado en el siglo V por el líder
monástico bizantino San Saba, en él se conserva un modo e vida inalterado desde
los tiempos de Constantino y se mantiene la prohibición de entrada a las
mujeres.
IGLESIA DE LA NATIVIDAD |
ESTRELLA DE PLATA EN LA GRUTA DE LA NATIVIDAD |
CAMPO DE LOS PASTORES |
POZOS DEL REY DAVID |
ARTAS |
BEIT SAHUR |
BEIT YALA |
GRUTA DE LA LECHE |
HERODIUM |
MONASTERIO SAN TEODOSIOS |
MONASTERIO DE MAR SABA |
PISCINAS DE SALOMÓN |
CIUDAD DE BELÉN |
MOSAICO DE MADABA (JORDANIA) |
TUMBA DE RAQUEL |
Textos del Ministerio de Turismo y
Antigüedades de Palestina
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