lunes, 4 de agosto de 2014

INCOMUNICADOS



Verde, ámbar, rojo.

Peatones agolpados en las aceras, aguardan, como los chiquillos esperan tras la verja del colegio a que suene la campana para salir corriendo.
Unos callados, imbuidos en sus pensamientos, otros charlando con su acompañante, los más con aspecto de cansados. Todos desean llegar a sus casas y encontrar una cara conocida, quizá una sonrisa.

Verde.
Mientras la tarde avanza, nosotros continuamos sentados en la terraza del café, con la sensación del tiempo detenido.

Ámbar.
Tan solo nos hemos dirigido algunas palabras de cortesía. Él habla, por su teléfono móvil, con la secretaria.

Rojo.
¿Recuerdas aquellas tardes, cuando nos quitábamos la palabra? ¡La de cosas que teníamos que comentar! ¿Qué nos ha pasado?, me gustaría decirle.

Verde.
Me miras, con esa sonrisa complaciente que tanto odio. 
Sí ya se que hablas con tu secretaria, que es estupenda, la persona más cualificada con la que has trabajado, pero... ¿Sabías que no le gustan los hombres? 
Sí, clara, tu secretaria. ¿Qué cómo lo se? En la última fiesta de la empresa estaba con Lola, la de contabilidad, en el baño y, ¡adivina! Estaban besándose. Ja, ja, ja. Tan conservador como eres y con una secretaria lesbiana. 

Ámbar.
Toda nuestra vida en común a la mierda. Cuánto me gustaría hacerte daño. Tu trabajo, el mío. ¡Ah, por cierto! He solicitado destino en tierra. Pienso que así pasaríamos más tiempo juntos. No, no lo hago por ti. Estoy cansada de eternas noches de hotel con la única compañía de un televisor. Sí, lo he decidido, dejo de volar. ¿Solucionará eso nuestros problemas?

Rojo.
-Cariño ¿quieres algo más?
-Sí, contestaría. Quiero más tiempo contigo. Niego con la cabeza.
-Yo me tomaré otro café. ¡Camarero!

Verde.
Creo que ya es suficiente. Me voy a casa -le digo- ¿Tardarás mucho?
No, me dices mientras sigues dando instrucciones por teléfono.
-¿Podrías hacerme un favor? Llévate el portatil, ya no lo necesito.
Te levantas y me besas en la mejilla... como a una extraña a la que te acaban de presentar.

Ámbar.
¡Espérame para cenar! 
Es lo último que te oigo antes de alejarme.

Rojo.
Tú y yo sabemos que no volverás a tiempo para la cena.

Verde.
Me alejo, pero antes de ser engullida por los peatones, arrojo su ordenador a un cubo de basura.


INCOMUNICADOS por Carmen Dorado Vedia se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional 

Cuento publicado en la Antología APENAS UNOS MINUTOS (Madrid, 2007)

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