El amor vino al fin
y penetramos en el paraíso de dios,
deslizándonos
bajo la piel del agua
como peces.
Contemplamos las preciosas perlas del mar
y quedamos atónitos.
El amor vino al fin
sin intimidación... con la simetría del deseo.
Y yo di... y tú diste
y fuimos correctos.
Sucedió con maravillosa facilidad
como escribir con agua de jazmín,
como una fuente que brota del suelo.
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