miércoles, 21 de mayo de 2014

ASPECTOS DEL LEGADO POPULAR SIRIO

Entre el pasado y el presente


Cuánto se parece la escena cultural siria a una alfombra oriental hecha a mano por una artesana en un rincón de un pueblo sirio donde los hilos de colores de lana se entrelazan para formar los variados diseños geométricos que idea con su imaginación, y donde inserta la esencia de la tradición popular que heredó de sus ancestros reflejando la diversidad de la naturaleza siria, sus costumbres y tradiciones, o cuánto se parece el folclore popular sirio al vestido que se hace una joven con ricos bordados en los que utiliza toda su creatividad para expresar su optimismo y esperanza mientras prepara el vestido de boda. Esta es una de la costumbres ancestrales de las jóvenes sirias. Y luego al terminar la elaboración del vestido lo coloca en un bello cajón de madera decorado con conchas incrustadas, en espera del príncipe de sus sueños.

Siria es verdaderamente la cuna de la civilización humana, y por ello no es de extrañar que el famoso arqueólogo francés André Baro haya dicho: Todos tenemos dos patrias; el lugar en el que nacemos y Siria, nuestra primera patria por ser la cuna de la civilización. Y nada es más demostrativo de esto que la tablilla encontrada en Ugarit en 1929 con el primer abecedario que conoció la humanidad.

Nacieron en Siria muchas civilizaciones y se gestaron innumerables culturas, pero estas no se anularon unas a otras, sino que se complementaron para convertir a Siria en una foto panorámica de todas las naciones que pasaron por ella con sus diferentes culturas. Es muy difícil describir en pocas palabras las costumbres y tradiciones sirias, pues son tantas que es casi imposible abarcarlas a todas, pero algo es mejor que nada. Es difícil encontrar tanta variedad de tradiciones en cualquier otro país. Cada zona tiene sus costumbres, sus tradiciones y su vestimenta diferente, pero todas comparten una misma esencia. Esta variedad en el legado popular refleja en gra parte la variedad del clima, el terreno, el entorno, la historia y la cultura del país.

Al viajero que visita Siria por primera vez, con una predisposición creada por la constante desinformación de los medios de comunicación globales manejados por intereses dudosos, le llama la atención que Siria por su variedad multicultural parece más bien un continente y no un pequeño país a orillas del Mediterráneo. En Siria encontramos altas montañas cubiertas de nieves eternas, con profundos valles por los cuales corren grandes ríos. Encontramos desiertos, llanos y frondosos bosques ricos en su biodiversidad.

Un viaje del sur al norte de Siria es como viajar alrededor del mundo, pues cada zona es diferente tanto en su naturaleza, su arquitectura, su vestimenta, como en su estilo de vida.

Podríamos resumir diciéndo que hay tres principales círculos culturales que reflejan tres modos de vida diferentes:

 - La vida urbana representada por las ciudades

- El campo representado por el campesino tradicional y el agricultor moderno

- El desierto sirio habitado por beduinos de tribus nómadas que basan su sustento en la ganadería, y que habitan en tiendas en constante viaje de un lugar a otro en busca de agua según la temporada, y alimento para sus corderos y camellos

Cada uno de estos estilos de vida tiene sus reglas sociales, bases económicas, costumbres, vestimentas, instrumentos y tradiciones diferentes. 

Por ejemplo tenemos a Damasco, la moderna capital política de Siria. A Damasco también se le denomina Cham y es un término histórico que abarcaba toda la zona actual de Siria, Líbano, Jordania y Palestina. 
La ciudad de Damasco es la ciudad habitada más antigua del mundo, después de Jericó.  ¿Qué es lo que le da a Damasco su personalidad? Muchos son los que han escrito sobre Damasco, escritores damascenos, visitantes, orientalistas, artistas y políticos.

Los damascenos tal como los demás pobladores de las ciudades de Siria son famosos por su hospitalidad, y cordialidad con el huésped. Su léxico está lleno de expresiones y frases de cortesía. Por lo cual no es de extrañar que la antropóloga alemana Anke Reichenbach haya escogido las expresiones de cortesía damascena como tema de sus tesis doctoral bajo el título El dulce hablar. Quizá ello se deba a las ancestrales tradiciones en la atención al huésped y prestarle toda la ayuda posible en tiempos que no estaban disponibles todos los servicios urbanos, y porque la mayoría de sus habitantes eran comerciantes, o artesanos que estaban acostumbrados a adular a sus clientes para lograr buenas relaciones comerciales y más ventas.

Damasco es un importante centro de artesanías que llegaron a tener fama internacional. Pues el damasco o brocado, son bellos tejidos de seda originarios de esta ciudad y se consideraba un regalo de brocado como el mejor y más refinado obsequio que se podía ofrecer a una dama en Europa. Pero no es la única industria artesanal, pues los estudiosos han llegado a contar más de cuatrocientas treinta y cinco artesanías, entre las que destaca la ebanistería, el mosaico, la orfebrería, la alfarería y el vidrio artesanal. Todo el que ha visitado Damasco conoce la famosa factoría de vidrio artesanal en Bab Tuma y a sus maestros. Es suficiente decirle a cualquier taxista Lléveme hasta el taller del maestro Abu Ahmad  y lo llevará a conocer el hermoso trabajo de este artesano.

Por cierto, las primeras cosas que llaman la atención del visitante a Siria son las escrituras de los taxis y camiones. Es una escena folclórica en sí misma. Estas escrituras reflejan la naturaleza y creencia del pueblo sirio. Todo el que sepa leer árabe se divertirá descubriendo el significado de cada frase escrita en los cohces, que van desde versículos del Corán, a proverbios populares, a fragmentos de canciones, al nombre de la novia, su hijo o hija. Otros adornan sus coches, como si fuesen corceles de pura sangre árabe, con collares, azulejos o amuletos contra los maleficios.

Antiguamente en Damasco cada artesanía tenía su gran maestro que era el que presidía su comunidad de artesanos según sus leyes y reglas. Posteriormente adoptaron el nombre de la artesanía como apellido, por lo que encontramos a la familia carpintero, joyero, herrero, panadero, etc.

En los antiguos barrios de Damasco uno se siente como en medio de un gran museo al aire libre, o en un fantástico viaje a través del tiempo hacia el pasado, cuando Damasco era la capital de un gran imperio que llegaba hasta España.

Los habitantes de Damasco viven de acuerdo a sus costumbres en cada momento y ocasión de sus vidas.  

Hay quien pasa el día en su comercio, o factoría y luego buscan, al atardecer, disfrutar de su tiempo libre. Antes de que llegara el televisor y el cine, la gente se entretenía en los grandes cafés de la ciudad. 

El café de Damasco era el lugar predilecto para el descanso de los hombres después de la jornada de trabajo. Allí jugaban al dominó, back-gamon, fumaban un narguile o escuchaban las milenarias historias contadas por los cuenta cuentos.

El cuenta cuentos es una persona muy importante en cada café, y cada café tiene su cuenta cuentos, cuya labor es contar las aventuras de los héroes legendarios. el cuenta cuentos era una persona que sabía leer bien en tiempos en los que la mayoría era analfabeta. Todo el que quería conocer las historias de los grandes héroes del pasado podía lograrlo escuchando al cuenta cuentos que las contaba en su peculiar forma.

El cuenta cuentos se sentaba sobre una tarima con su libro a interpretar todos los personajes como si fuese una representación en la que él hacía todos los papeles. Contaba las historias populares árabes acerca de los reyes, los caballeros, las esclavas y su servidumbre. Se emocionaba con cada escena, transmitiendo a los oyentes todas las emociones de temor, alegría, o tristeza de la historia. La mayoría de las historias que cuentan son originales de la península arábiga y cuentan las glorias de las tribus árabes y sus trdiciones. Tratan de la valentía, la generosidad, el caballerismo, la lealtad y el sacrificio. si se encuentran dos protagonistas en una misma historia, la audiencia a su vez se divide en dos grupos, cada uno apoyando a un héroe y prefiriéndolo sobre el otro. A veces las diferencias y los ánimos se elevaban tanto que se llegaban a tirar las mesas y las sillas, y estas salían volando por todo el café. El cuenta cuentos presentaba la historia como una serie televisiva y siempre cortaba sus cuentos en el momento de suma expectación y emoción, dejando el desenlace para otro día. Esto levantaba las protestas de los asistentes quienes le rogaban que continuase la historia.
A veces los argumentos y serias amenazas de los partidarios del héroe obligaban al cuenta cuentos a continuar su relato. Satisfechos todos podían retirarse a sus casas hasta el próximo día.

Otro de los aspectos del legado popular de las grandes ciudades es el Teatro de Sombras, o Carakozati. Se presentan en escena con las sombras de pequeñas figurillas que maneja el titiritero dándole viva voz y actuación. Los protagonistas ded estas historias eran Carakoz una persona sana e inocente que siempre se fía de su pícaro amigo Iwaz (inteligente, pícaro, audaz, calculador, a quien le encanta gastar bromas a su ingenuo amigo Carakoz).
El teatro de sombras presenta escenas de la vida diaria en un formato cómico y a veces, con fuertes expresiones explícitas. en ocasiones trata de temas sociales, políticos y de crítica al gobierno. Utilizan un amplio telón blanco en el que se reflejan las sombras de las figurillas de los personajes que son articuladas y pueden mover los brazos y las piernas.
El titiritero con un tamborete trataba de poner todos los efectos especiales en sus representaciones, dándole a cada personaje una voz diferente.

En la vida folclórica damascena, o urbana en general, otro de los aspectos de la vida folclórica son los mercados techados de la ciudad, que son tan variados como variadas son las mercancías que ofrecen. Se han llegado a contabilizar más de ciento cincuenta mercados, especializados en diferentes productos. Quizás sea el Zoco (suk, bazar) Hamidiya, uno de los emblemas de la ciudad de Damasco y, al mismo tiempo uno de los zocos más importantes de Oriente, lo que le da a la ciudad un toque único y fama mundial.

Además de este encontramos varios mercados adicionales: el mercado de la seda, de los costureros, de los orfebres, de la lana, de los pájaros, de los camellos, de las especias... también está el famoso mercado de las telas damascenas donde llegan las mujeres para buscar finas telas para sus vestidos de gala. Los vendedores a la puerta de sus locales invitan insistentemente a las transeúntes a pasar y comprar, tanto que el mercado es conocido como pase señora.

No nos podemos olvidar de los mercados de verdura y fruta, ni de los vendedores  ambulantes de ésta. En una carreta tirada por un caballo o mula, llena de verdura y frutas, el vendedor entra en los callejones más angostos ofreciendo a toda voz su mercancía.
Las llamadas de los vendedores ambulantes y la manera en la que anuncian las buenas cualidades de su mercancía es una verdadera escena de folclore vivo. Hacen poemas de sus víveres, cantanto la bella forma de los pepinos, las manzanas rojas como las mejillas de las vírgenes y la dulcura inigualable de sus sandías.
A veces no se entiende lo que dicen, pero sí nos llega el sentido de sus palabras. Y cada vendedor tiene su estilo y acento. Al punto que al escuchar el lejano eco de sus llamadas acercarse podemos adivinar qué vendedor se acerca. Algunos van recogiendo los aparatos viejos o la ropa usada y, hasta las migajas de pan que acostumbra cada familia guardar y nunca tirar a la basura, pues para el sirio el pan es algo sagrado, y no es extraño ver a una persona pararse para recoger un trozo de pan en la acera, besarlo, pasarlo por su frente y llevarlo hasta un lugar seguro donde nadie lo pise.

Otro elemento interesante, típico de todas las ciudades orientales son los baños turcos (hammam), pues además de su función como lugar de limpieza que la fe islámica obliga a todos sus creyentes a ablucionarse, cinco veces al día, antes de cada rezo,  los baños turcos son lugares de entretenimiento y distracción.
La visita al baño turno no era solo por limpieza, sino que era como un salón, o un café. Era el lugar perfecto para que las madres consiguiesen bellas novias para sus hijos solteros. Puesto que las tradiciones sociales del pasado no permitían al joven conocer por sus medios a una novia. Entonces sus parientes mujeres tenían la mismión de encontrarle una esposa según su previa descripción y condiciones. En el baño turco las mujers del barrio se conocían, y pasaban el día, socializando, almorzando, bailando, cantando o lavando. O sea que el baño era una ocasión para conocerse y para buscar la novia ideal. Con poca ropa puesta, las jóvenes mostraban sus medidas reales, y el sano estado de sus cuerpos ante las miradas de sus futuras suegras, que iban escogiendo y tratando con las jóvenes para verificar que no tuviesen mal olor, o mal aliento. Finalmente, al encontrar a la pretendiente perfecta, preguntaban por su familia y estatus social, y por la posibilidad de pedir su mano para su hijo.




 
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Siria en pleno por ANASKO se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.


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Fotos por Carmen Dorado Vedia se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.

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