Erase una vez un pueblo, al sureste de la Comunidad de Madrid, llamado Chinchón que un día acogió a dos escritoras noveles.
Las recibió el frío, la lluvia y el viento. Desembarcaron en su Plaza Mayor, de arquitectura popular, clásica de la Edad Media. Rodeada de casas con soportales y balcones construídos en el siglo XV.
Desde allí se encaminaron hasta la Biblioteca Municipal Petra Ramirez, donde las recibió Pepe Zumel (director de la misma) con un calor impropio del crudo invierno. Con la hospitalidad de las buenas gentes las llevó hasta una sala, donde estaban dispuestas las sillas que ocuparían nuestras protagonistas y, alrededor de ellas otras sillas que ocuparían los lectores. Poco a poco éstos fueron llegando hasta llenar la sala.
Tomaron café y té acompañados de dulces típicos de Chinchón. Cuando calentaron el interior de su cuerpo procedieron a la presentación.
Marieta Alonso habló sobre los comienzos de las escritura. Nos llevó desde Sumeria, Feninica, Grecia... hasta nuestros días. Contó los motivos por los que se dedica a escribir y pasó (por expreso deseo de los presentes) a leer su cuento (que da título al libro) ¿Habla usted cubano? Surgiron las preguntas sobre el título, palabras que a éste lado del Océano desconocemos...
Después le tocó el turno a Carmen Dorado Vedia que comenzó, como cabía esperar, con una historia. Explicó las razones que le llevaron a escribir cada uno de sus cuentos y, también a petición de los lectores, leyó el cuento Ibrahim incluido en su libro Tras las huellas de Sherezade.
Después Jaime, el ahijado de Marieta, leyó el cuento Idiomas y fue muy aplaudido.
Pronto se estableció el debate, los comentarios, las preguntas... todo bajo el calor de unas gentes maravillosas, buenos lectores y (desde entonces) considerados, tanto por Marieta como por mí, amigos.
El tiempo se detuvo en ese templo de la literatura en la que se convirtió la Biblioteca.
Nos despedimos con abrazos y besos. Con el corazón enchido de agradecimiento y prometiendo volver pronto, regresamos a nuestras casas.
Fue una tarde maravillosa que no olvidaremos.
Gracias a todos por vuestra acogida, por vuestro calor. Desde ese día os llevamos en el corazón.
¡Un libro!
ResponderEliminarEse objeto de cultura que sirve de vínculo entre los seres humanos. Gracias por todo.