En Fuera de lugar Edward Said ofrece un fascinante relato del desarrollo vital de un crítico y pensador a caballo entre Oriente y Occidente.
Fuera de lugar no es solamente un enfrentamiento dramático con los fantasmas de una infancia y la crónica de un mundo que ya no existe, es fundamentalmente una recapitulación de los temas que han ocupado la vida de uno de los intelectuales más importanes de este siglo: el destierro forzoso, la desposesión y, en última instancia el exilio interior.
Escritas a la luz de una grave enfermedad y a partir de un regreso traumático a los lugares de la infancia, estas memorias duras y polémicas ofrecen una perspectiva nueva sobre una vida y una obra marcadas desde el principio por la negativa imperiosa e inagotable a rendirse.
Todas las familias inventan a sus padres y a sus hijos, les confieren una historia, una identidad, un destino y hasta un idioma. Siempre hubo algún error en el modo en que fui inventado y supuestamente debía encajar en el mundo de mis padres y mis cuatro hermanas. Durante la mayor parte de mi infancia y mi juventud no fui capaz de averiguar si esto se debía a que yo malinterpretaba continuamente mi papel o por culpa de algún defecto profundo de mi ser.
(...) Aunque en 1935 vivían en El Cairo, mis padres se aseguraron de que yo naciera en Jerusalén, por una razón que oí muchas veces durante mi infancia. Hilda ya había dado a luz un hijo varón, que se iba a llamar Gerald, en un hospital de El Cairo, donde tuvo una infección y murió poco después de nacer. Como alternativa radical a otro desastre hospitalario, mis padres viajaron a Jerusalén en verano y el 1 de noviembre nací en casa con la ayuda de una comadrona judía, Madame Baer. Mientras yo crrecía, la comadrona nos visitaba con regularidad para verme; era una mujer grande y campechana de procedencia alemana, que no hablaba inglés pero sí un árabe con un acento muy fuerte y lleno de incorrecciones cómicas. Cuando venía había una profusión de abrazos, pellizcos cordiales y cachetes, pero recuerdo poco más de ella (...)
Edward W. Said
Crítico y teórico literario y musical nacido en Jerusalén en 1935, se educó en el Victoria College de el Cairo, en el Mount Hermon School de Massachusetts y en las Universidades de Princenton y Harvard.
Activista palestino fue miembro del Consejo Nacional Palestino (1977-1991)
Desde 1963 hasta su muerte fue profesor de literatura inglesa y literatura comparada en la Universidad de Columbia.
En 1999, junto a Daniel Barenboim, fundó la West-East Divan Orchestra, que desde 2002 tiene su sede en Sevilla (España).
Said es conocido por describir y criticar el "orientalismo", que para él consistía en una constelación de falsos prejuicios en el fondo de las actitudes occidentales con respecto al oriente.
En Orientalismo (1978), Said denuncia los 'persistentes y sutiles prejuicios eurocéntricos contra los pueblos árabes-islámicos y su cultura'. Argumenta que una larga tradición de imágenes falsas y romantizadas de Asia y el Medio Oriente en la cultura occidental han servido de justificación implícita a las ambiciones coloniales e imperiales de Europa y Estados Unidos.
El compromiso activo de Said con la causa palestina empezó en 1968, tras el impacto que le causó la guerra de los Seis Días en 1967. Como activista palestino, Said defendió los derechos de los palestinos en Israel y los territorios ocupados de Gaza y Cisjordania. En sus escritos de 1980, Said anticipó una eventual política de agresión por parte de los Estados Unidos en el Medio Oriente.
Durante muchos años fue miembro del Consejo Nacional Palestino, pero rompió con Arafat por desacuerdo con los Acuerdos de Oslo.
Said los consideraba un fraude, y hacía notar que no se mencionaba el
fin de la ocupación israelí, ni el destino de Jerusalén, ni se proponía
una solución a los asentamientos israelíes.
Pero aun habiendo roto con Arafat, su lucha por los derechos de los
palestinos continuó, y en el año 2000 fue fotografiado por casualidad
arrojando una piedra hacia la alambrada que marca la frontera entre Líbano e Israel.
Debido a su activismo pro-palestino, fue acusado por sectores proisraelíes de línea dura, de antisemita y hasta de terrorista.
En algún momento le dejaron una bomba en su oficina, y en otro trataron
de despojarlo de su trabajo de académico universitario. Pero, en 1999,
junto con su amigo, el músico argentino-israelí, Daniel Barenboim fundó la Orquesta Diván Este-Oeste, una iniciativa para reunir cada verano a un grupo de jóvenes con talento de Israel y de los países árabes. Por ello, recibieron ambos el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia en 2002.
En 2002, Said fue cofundador, junto con Haidar Abdel Shafi, Ibrahim Dakak, y Mustafa Barghouti,
del partido y movimiento social Palestinian National Initiative (Al
Mubadara), un intento de crear una tercera fuerza política palestina que
pudiera ser una alternativa democrática y reformista a Fatah y a Hamás.
Said no solo era amante de la música sino que era un excelente pianista. Escribió extensamente sobre música, y fue el crítico musical de la revista estadounidense The Nation durante años. Escribió tres libros sobre música: Elaboraciones musicales: ensayos sobre música clásica, Paralelismos y paradojas: reflexiones sobre música y sociedad (conjuntamente con Daniel Barenboim), y su último libro, On Late Style: Music and Literature Against the Grain.
Said veía a menudo en la música un reflejo de sus ídeas sobre literatura e historia. Una colección póstuma de sus ensayos fue editada en 2007 en Estados Unidos y en 2011 en España, con el título Música al límite.
El compositor árabe estadounidense Mohammed Fairouz ha sido profundamente influenciado por los escritos de Edward Said. Su primera sinfonía toma como referencia el ensayo Homage to a Belly Dancer, y su sonata para piano tiene por título Reflections on Exile, título de la colección de ensayos de Said.
En honor a Edward Said, en 2004 el Conservatorio Nacional de Música de Palestina cambió su nombre a Conservatorio Nacional de Música Edward Said (The Edward Said National Conservatory of Music).
Said veía a menudo en la música un reflejo de sus ídeas sobre literatura e historia. Una colección póstuma de sus ensayos fue editada en 2007 en Estados Unidos y en 2011 en España, con el título Música al límite.
El compositor árabe estadounidense Mohammed Fairouz ha sido profundamente influenciado por los escritos de Edward Said. Su primera sinfonía toma como referencia el ensayo Homage to a Belly Dancer, y su sonata para piano tiene por título Reflections on Exile, título de la colección de ensayos de Said.
En honor a Edward Said, en 2004 el Conservatorio Nacional de Música de Palestina cambió su nombre a Conservatorio Nacional de Música Edward Said (The Edward Said National Conservatory of Music).
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