Casas y Palacios de Damasco
Dice Gonzalo Ugidos que Damasco es un
libro que se lee con los pies: paseando.
Pasear sin prisas por Damasco era uno
de los mayores placeres que el visitante podía disfrutar en la ciudad del
jazmín. Perderse en los zocos, por los callejones e ir descubriendo las casas
de la ciudad vieja.
La construcción de estas hermosas
mansiones venía de la idea de crear un paraíso personal. Para mitigar los
ardientes veranos de la ciudad se construía la casa en torno a un patio dotado
de fuentes y jardines con naranjos, rosales y jazmines. Una parte de ese patio
estaba cubierta por un techo de madera policromada e iluminada por lámparas de
cristal. Los pisos de mosaico y mármol llevaban incrustaciones de madreperla.
En Damasco existían unas trescientas
casas, algunas muy deterioradas, por ello el Departamento de Antigüedades de
Siria intentó paliar esta situación adquiriendo algunas de ellas y una vez
restauradas utilizarlas como Museos, sedes oficiales. Otras muchas han sido
reconvertidas en Restaurantes o en Hoteles familiares.
Su construcción data de los siglos
XVIII y XIX cuando la dominación otomana.
A mí en particular me recordaron mucho
a las casas cordobesas.
Beit Aqqad
Es una de las más antiguas. Su
construcción se realizó en el siglo XV (época mameluca) después de la
destrucción de la ciudad a manos de los mongoles.
En el siglo XIX fue residencia de la
familia Akkad y posteriormente convertida en escuela. Al pasar el tiempo se fue
deteriorando hasta quedar en ruinas. En el año 1996 fue remodelada y convertida
en el Instituto Danés de la
Cultura, donde se ofrece una variada actividad cultural,
científica, arqueológica y lingüística.
Tenía dos dependencias abiertas al público. La de invierno, forrada sus
paredes con maderas policromadas. La estancia para el verano estaba recubierta
de mármol y mosaicos.
Beit Nizan
Es una de las más grandes y bellas de
Damasco. Construida en el siglo XVIII alrededor de dos grandes patios con
naranjos y rosales, estaba diseñada según la mentalidad de la época y su forma
de vivir tradicional. Dividida en tres secciones: el Haremlek (la zona para las
mujeres), el Hademlek (zona destinada a la servidumbre) y el Salemlek (la zona
reservada a los huéspedes).
Las paredes de las habitaciones están
ricamente adornadas de grabados y los techos cubiertos de madera decorada con
tinta de oro. Su aposento más importante es el Salón de Oro.
A mediados del siglo XIX fue sede del
Consulado del Reino Unido.
Beit as-Sibai
Es pequeña y muy acogedora. Durante la
década de los noventa fue la residencia del embajador alemán.
En la actualidad era utilizada para
recepciones oficiales.
Palacio Dahdah
Es una vivienda particular del siglo
XVIII construida por un Pashá turco y cuya propiedad detenta la familia Dahdah.
Dentro de la vivienda hay una tienda de antigüedades.
La entrada se abre a un amplio patio
circundado por dieciocho habitaciones. Una de ellas es el diwan abovedado con
la parte frontal abierta por un arco, donde los anfitriones recibían a los
invitados. La dueña, una mujer mayor muy amable, nos explicó que aún se sigue
utilizando.
Maktab Anbar
Construida en el siglo XIX por un
judío (millonario y extravagante) al volver de la India, terminó arruinándose
y tuvo que venderla. Fue restaurada y convertida en un Centro Cultural. Está
decorada con llamativas vidrieras de colores, patios espaciosos y sus salas y
techos muy ornamentados.
Beit Jabri
Construida en 1737 fue propiedad de
Mohammad Talaat, padre del poeta sirio Shafiq Jabri (1905) durante los años de
dominación otomana hasta 1973.
En la actualidad albergaba un café y
un restaurante. El patio siempre estaba lleno de grupos de jóvenes tomando té o
fumando un narghile. Era un lugar muy agradable para sentarse a comer.
Palacio de la cultura
Es el modelo típico de casa damascena.
Su superficie ocupa cuatro mil metros cuadrados que se construyeron entre los
años 1867 y 1878, cuando fue confiscada por el gobierno otomano a su dueño por
deudas fiscales, convirtiendo el edificio primero en biblioteca, luego en escuela
pública, en la década de los cuarenta albergó la escuela de trabajos manuales
para mujeres y en 1974 en Liceo.
En el año 1971 se inauguró como
Palacio de la Cultura
Árabe. Desde 1988 es la sede permanente de la Comisión para la
protección del antiguo Damasco.
Su decoración está inspirada en el
legado artístico y la ornamentación árabe islámica, que varía desde el arabesco
al rococó europeo clásico.
Los temas ornamentales son muy
variados (plantas, geométricos y caligráficos inspirados en racimos de uva, rosas,
jazmines y letras árabes de variada geometría).
Palacio Kasser al-Azem
Es uno de los más famosos edificios de
Damasco. En el año 1749 el gobernador de Damasco Azad Pashá Azem mandó
construir este palacio. Tras ser expropiado en 1920 estuvo abandonado hasta que
en 1954 fue convertido en Museo de las Artes y Tradiciones Populares.
Con hermosos jardines, piedra
policromada, mármoles espléndidos, fuentes en cascada y flores llenas de
fragancia, es un ejemplo impresionante de una antigua mansión damascena.
Está dividido en tres secciones: el Haremblek (zona exclusiva para las
mujeres); el Hademlek, lugar
destinado a la servidumbre (cocina almacenes) y un baño turco particular; y el Salemlek dedicado a la recepción de los
huéspedes. Esta sección está conectada con el haremblek por pasillos angostos
con pequeños transportadores para distribuir la comida.
Casas y Palacios de Damasco por Carmen Dorado Vedia se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.
Después de vagar por salones orientales; oir el murmullo de las fuentes, el canto del ruiseñor; aspirar la fragancia del jazmín y sentir la influencia de ese embalsamado clima, me surgió la idea del cuento "A las puertas del paraíso" incluido en mi libro Tras las huellas de Sherezade.
Casas y Palacios de Damasco por Carmen Dorado Vedia se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.
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