Hotel Barón
Al lado del
Museo Nacional Arqueológico, en la calle Barón, se encuentra uno de los
edificios más emblemáticos de Alepo: el hotel Barón.
Es un pequeño edificio
construido por la familia Armenia Mazloumian en el año 1870. Es el hotel más
antiguo de la ciudad. La idea de su construcción partió de un miembro de la
familia Armenia Mazloumian que se encontraba de paso en peregrinación a
Jerusalén cuando se dio cuenta de cómo los europeos se sentían incómodos en los
alojamientos tradicionales (caravasares).
Hasta la Segunda Guerra
Mundial, la mayoría de los huéspedes eran británicos (agentes secretos) o
alemanes que construían la línea de ferrocarril hasta Bagdad. Se dice que allí,
Agatha Christi (asidua visitante de Alepo) escribió la primera parte de su
famosa novela “Asesinato en el Orient Expres” en la habitación 203. Lawrence de
Arabia dormía en la habitación 202 (incluso hay una copia de la factura del bar
sin pagar), el rey Faisal declaró la independencia de Siria en el balcón de la
habitación 215. La suite presidencia fue ocupada por Charles de Gaulle, el rey
Gustavo Adolfo VI de Suecia, Gamal Abdel Nasser, presidente de Egipto. El ex
presidente sirio Hafez Al Assad, el jeque Zayed bin Sultan Al Nahyan (fundador
de los Emiratos Árabes Unidos) y hasta el multimillonario americano David
Rockefeller. En el registro del hotel figuran también: Julie Christie, el Sr. y
Sra. Roosevelt, Kemal Ataurk (fundador de la Turquía moderna), la señor Mountbatten, Lindbergh
y Yuri Gagarin.
Accedemos al
edificio por unas escaleras de piedra tallada que desembocan en una balconada.
A la derecha queda la puerta de entrada sobre la cual hay tallada en la piedra
el nombre del hotel y su año de construcción.
El interior es
muy sencillo. Un pequeño vestíbulo alberga la recepción del hotel. Nos saludan
con amabilidad. Después de preguntar si podemos visitar el hotel sale a
recibirnos una mujer que nos acompaña hasta la sala de lectura. Es una pequeña
sala con una librería y con sillones individuales. Al fondo una chimenea. Allí
nos muestra el libro de firmas, entre las que están la de Agatha Christi,
Lawrence de Arabia, Churchil... Todos ellos huéspedes del hotel.
La mujer que es
quien gobierna el hotel nos dice que todas las habitaciones están ocupadas y
que por ello no nos puede enseñar ninguna. Le preguntamos sí es fácil alojarse
allí y nos responde que tienen una lista de espera de dos años.
Es un hotel
coqueto, acogedor y familiar.
Pensamos alojarnos allí en nuestra próxima visita a Alepo. Visita
que ya no se produciría al iniciarse (meses después) el conflicto.
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