La escritura no es la sombra de la voz,
sino la huella de sus pasos.
PROVERBIO ÁRABE
En estos tiempos duros de tensiones y guerras injustificadas (aunque una guerra nunca ha tenido, ni tendrá, justificación), volver la mirada hacia la fantasía se hace imprescindible.
Sobrevivimos gracias a las historias que contamos y que nos cuentan. Aunque solo sea para sentirnos niños de nuevo o, en adultos que no han perdido la ilusión por escuchar historias, ni la imaginación para contarlas.
Los cuentos nos sirven para conocer, a través de la imaginación que los recrea, lugares, gentes, costumbres y paisajes diferentes. Tienen una función pedagócia, lúdica y afectiva. Son materiales de innegable valor para la educación. A ello se suma el puro y simple placer de escucharlos o, en su caso, leerlos sin buscar otra utilidad más alla del hecho mismo de disfrutar, porque de todos los colores, el más bello es el que encierran las palabras.
Gracias a iniciativas como la de Justo S. Alarcón (Profesor Emérito de la Universidad de Arizona) con su Revista LA PALABRA, autores de éste lado del Atlántico podemos ver nuestros cuentos publicados y como lectores disfrutamos de escritores que, aunque lejanos en el espacio, unidos por el vínculo de la palabra.
En el número 3 de la Revista LA PALABRA se publican tres de mis microcuentos. Os dejo el enlace con el deseo de que disfrutéis de su lectura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario