Todos los días, mientras esperaba el ómnibus, un niño me
apuntaba desde un balcón con el dedo, y gatillaba como un
rito su arma imaginaria, gritándome “¡bang, bang!”. Un día,
solo por seguirle el rutinario juego, también yo le apunté con
mi dedo, gritándole “¡bang, bang!”. El niño cayó a la calle
como fulminado. Salí corriendo hacia él, y vi que entreabría
sus ojitos y me miraba aturdido. Desesperado le dije “pero yo
solo repetí lo mismo que tú me hacías a mí”. Entonces me
respondió compungido: “sí señor, pero yo no tiraba a matar”.
apuntaba desde un balcón con el dedo, y gatillaba como un
rito su arma imaginaria, gritándome “¡bang, bang!”. Un día,
solo por seguirle el rutinario juego, también yo le apunté con
mi dedo, gritándole “¡bang, bang!”. El niño cayó a la calle
como fulminado. Salí corriendo hacia él, y vi que entreabría
sus ojitos y me miraba aturdido. Desesperado le dije “pero yo
solo repetí lo mismo que tú me hacías a mí”. Entonces me
respondió compungido: “sí señor, pero yo no tiraba a matar”.
Armando Macchia
Ganador del III Concurso Internacional de Microrrelatos "Museo de la Palabra"
¡¡¡Enhorabuena!!!
http://www.museodelapalabra.com/es/concurso-de-microrrelatos
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