sábado, 19 de octubre de 2013

SIRIA / BOSRA


Los restos de la antigua Bosra se encuentran en la fértil llanura de Al-Naqra, en los límites de Al-Laya meridional, cerca del valle Al-Zaidi al norte y del valle Al-Batam al sur.
La palabra Bosra, según las antiguas escrituras semíticas, significa la fortaleza, lo que indica que desde su fundación fue una ciudad fortificada. Adquirió gran importancia a través de la historia como la principal ciudad del Horán, situado éste en el extremo sur de la actual Siria. La naturaleza de la zona tiene rasgos muy claros: limita por el este con rocas volcánicas y por los otros lados con una extensa llanura de tierra fértil para el cultivo.
Estos rasgos topográficos y económicos fueron factores determinantes para que Bosra conservara su importancia durante las épocas clásica e islámica.
Numerosos edificios romanos, paleocristianos y monumentos islámicos se extienden por toda la ciudad antigua.
La ciudad de Bosra aparece por primera vez mencionada en unas tablillas del siglo XIV antes de Cristo descubiertas en Egipto (Tell Al-Amarna). Se trata de una correspondencia intercambiada entre los gobernadores de Siria y Egipto.
Sobre las llanuras de esta zona vivieron: Acadios, Amorreos, Arameos, Nabateos y Jasaníes.
El nombre de este enclave se relaciona con el de los nabateos, quienes fundaron la ciudad de Petra en el siglo IV antes de Cristo y crearon un importante reino cuyo auge dependió de sus fortificaciones, sus defensas y el abastecimiento de agua a las rutas de caravanas entre el norte de la Península Arábiga y el Mediterráneo. Cuando desapareció el poder seléucida del norte de Siria los nabateos extendieron fácilmente su influencia y dominaron las principales rutas. El texto nabateo más antiguo se descubrió en Bosra y data de finales del siglo II antes de Cristo. Posiblemente de la misma época sea el texto Damasizos, en el cual se puede leer lo siguiente:
Bosra se sitúa en el país de los árabes y se constituyó como ciudad durante el gobierno del emperador Severo”.
Las murallas de Bosra fueron construidas por los reinos árabes, en época antigua, para protegerse de ataques de los pueblos de Addination. En el año 93 antes de Cristo los ejércitos de los nabateos lanzaron escaramuzas contra las fuerzas de Alejandro en el Golán, y durante el siglo I antes de Cristo se concentraron en Bosra, Saljab, Sueida y Qanawat, siendo su objetivo principal la protección del comercio entre Bosra y Damasco.
El último rey nabateo Rabi II (70-106 d.C) hizo de Bosra la capital de su reino. El Imperio Romano se adueñó del país de los nabateos y creó la provincia árabe de Horán, el Golán y Transjordania. Bosra fue la capital de esta nueva provincia y recibió el nombre de Nueva Trajana en el año 106 d.C.
Después de la llegada del general Cornelio Palma se construyeron acueductos, cisternas y pozos, lo que permitió que, por primera vez, la zona tuviera un desarrollo agrícola sistemático. El auge de esta ciudad llegó con las edificaciones de templos, el empedrado de las calles, las construcciones de arcos y fuentes, almacenes, tiendas y especialmente, con la realización del teatro.
En la época de Alejandro Severo, Bosra recibió nuevos nombres y se caracterizó por su ordenación urbanística, por el florecimiento comercial y agrícola y por la apertura de rutas y caminos, sobre todo los que iban de Bosra a Ammán y de allí hasta el Golfo Arábigo, de Bosra a Haifa, en la costa mediterránea, o de Bosra a Damasco y a Palmira.
En la época bizantina apareció el estado Gasaní y entre sus líderes fue famoso Al-Hariz Ibn Yebla por su participación en las guerras contra los bizantinos durante los desacuerdos doctrinales en los que tomaron parte los obispos de Bosra reunidos en los concilios de Latakia, Constantinopla, Efeso y Calcedonia.
En el año 360 el arzobispo Tito trabajó intensamente y llegó a ocupar un alto grado entre los hombres de la Iglesia. En el año 634 los habitantes de Bosra participaron en la lucha contra Bizancio y en la liberación de Siria del dominio bizantino.
Cuando el Califa Umar Ibn Al-Jattab llegó a Siria fue a Horán, ya que se consideraba una tierra llena de recuerdos religiosos. Debido a la amenaza de los cruzados se edificó la ciudadela y éstos no pudieron tomarla. En 1147 Buduán III fracasó en su intento de ocupar Bosra y tuvo la misma suerte en 1151. En 1261 los ataques mongoles causaron grandes daños a las murallas y a la ciudadela, por lo que, rápidamente, el sultán envió personal para restaurarla. En el siglo XV muchos de los habitantes de Bosra fueron reconocidos como personalidades en el campo de la ciencia. Así pues, esta ciudad logró consolidar su situación y su cohesión con el entorno.
Su ciudad antigua fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1980.
La ciudad moderna se ha desarrollado sobre los restos de la ciudad antigua, prácticamente despoblada hacia finales del siglo XIX, por lo que ambas sólo tienen en común el nombre y las piedras de construcción. Pero el fantasma de la gran ciudad antigua planea sobre las casas bajas, muy encerradas hacia el interior, sobre las mezquitas, los minaretes, las puertas, los restos de viejas casas e iglesias. En los callejones estrechos y sinuosos, columnas antiguas se alzan en los lugares más imprevistos; y en el centro se alza la enorme y severa ciudadela árabe, construida alrededor del elegante teatro romano.
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Los arqueológicos de Bosra por Dureid Miqdad se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.
 







 
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Fotografías por Carmen Dorado Vedia se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.

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