viernes, 11 de octubre de 2013

MIL AÑOS, UN DÍA de Edmond Amran El Maleh

¡La guerra del Líbano! Días de junio, días de verano bajo el cielo de París, caluroso, desgarrado por la violencia de las tormentas. ¡La guerra del Líbano! ¿Ocurrió realmente?

Un hombre ha escrito un diario íntimo del que no sabemos nada, nada salvo algunos fragmentos, como si una mano, sin duda la suya, en un gesto incomprensible hubiera roto las páginas, las hubiera desparramado. Lectura aleatoria, descifrar la ausencia: grito, angustia reverberante en este espacio de repliegue, impotencia que sobreviene antes de los irreparable, vanidad de la palabra, triunfo del odio, de algo que se cierra para siempre. Un apunte, un nombre se escapa gracias al azar del silencia y del anonimato: Nesim.


Así comienza el relato de Nessim, nieto de judíos oriundos de Palestina en la época del Imperio Otomano. La novela oscila entre el remoto pasado familiar en Beirut y el Cairo con las noticias de la matanza perpetrada por las Falanges Libanesas encuadradas por Sharon.

La evocación de unos tiempos borrados, de la casa familiar abandonada y vacía, del cementerio marítimo de una comunidad extinta acompaña su recorrido solitario del espacio en el que transcurrió su niñez. 

La visita de Nessim a la tierra de sus ancestros palestinos, en plena guerra del Líbano y tras el horror de Sabra y Chatila, le hará apurar hasta la hez la copa de la amargura: la cruel reiteración de la historia. Los recuerdos se yuxtaponen, los espacios se mezclan, su discurso febril es el de un exiliado por partida doble, alguien privado de la dimensión milenaria que daba sentido a su vida. De ahí el epígrafe de uno de los capítulos del libro que da su título a la novela: "Si es cierto que mil años pueden transcurrir como un día, nada impide que un día transcurra como mil años".
Del "Preliminar" de Juan Goytisolo

Mil años, un día refleja el drama de la comunidad judía marroquí, arraigada en Marruegos desde hace más de mil años y que se exilió en un día, tras la creación del Estado de Israel. Drama que el autor asocia al drama del éxodo palestino. El personaje principal, Nessim, alter ego del escritor, toma conciencia del drama cuando ve las imágenes de Sabra y Chatila (1982) y revive la memoria milenaria de los marroquíes judíos. Es un relato donde judíos y musulmanes comparten el mismo destino.

Sobre el autor.-

Edmond Amran El Maleh (Safi, 1917 - Rabat 2010) fue profesor de filosofía, novelista, ensayista y crítico de arte. Se afilió al partido comunista marroquí en 1945 y fue dirigente del mismo hasta su dimisión en 1959. A partir de 1965 residió en Francia. Se estableció en Rabat, a finales de los noventa, tras el fallecimiento de su esposa. Desde que se inicia tardíamente en la ficción (a los 63 años) dedicará su obra a preservar la memoria milenaria de los marroquíes judíos. Cercano afectivamente a Palestina, colaboró en la Revue D'Etudes Palestiniennes. Ha sido uno de los autores judíos más críticos del sionismo. Por exprso deseo suyo, sus obras nunca han sido publicadas en Israel. 
En 1996 obtuvo el Gran Premio de Marruecos por el conjunto de su obra, y en 2004, se creó en Rabat una fundación literaria que lleva su nombre.
Coherente con su trayectoria vital y literaria, descansa en el cementerio marino de Esauira, arropado por una inscripción en árabe, bereber, hebreo y francés.

(...) La casa grande estaba cerrada, ausente de toda vida, las luces de la sinagoga apagadas, Nessim ya lo había observado la primera vez que salió de la tienda de revistas, cuando su mirada se había dirigido hacia aquel lado. Repetición lancinante: ya no quedan diez hombres en la ciudad, el mínimo requerido para la oración. Eran pues otros tiempos, unos tiempos borrados, abiertos a la eternidad (...)

Título: Mil años, un día
Autor: Edmond amran El Maleh
Ediciones del oriente y del mediterráneo

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