El famoso libro sagrado del zoroastrismo iraní es el Avesta.
En su forma actual, está compuesto de dos grandes partes.
Por un lado nos encontramos con los textos litúrgicos, consistentes
en himnos para los sacrificios, reglas referentes a todas las
circunstancias de la vida, los ritos y normas de purificación del mal.
Se encuentran también en él varias narraciones cosmogónicas y
mitológicas y una colección de oraciones y de invocaciones.
La segunda parte la compone el Pequeño Avesta (Khordah Avesta), mucho
más reciente que los libros precedentes, y cuyo contenido lo forman
himnos de gran belleza poética dirigidos a las diversas divinidades
secundarias (yazatas) que el mazdeísmo tardío ha incorporado a la
religión monoteísta de Zoroastro. Dichos himnos servían para las
devociones privadas y podían ser recitados tanto por los laicos como por
los sacerdotes.
La parte más antigua del Avesta, por su morfología, su sintaxis y su
métrica, muy parecidas a las de los Vedas, se distingue de todas las
demás partes: se trata de una serie de 17 himnos, de un millar de versos
aproximadamente, y constituyen la fuente más auténtica para conocer la
vida real de Zoroastro, podrían ser, incluso, obra personal del
reformador.
El Avesta no es obra de un autor único (Zoroastro), sino que en
realidad se trata de una obra incompleta y dispar, cuya redacción debió
de extenderse a lo largo de varios siglos. El libro comprende 21
tratados y tal como lo conservamos hoy representa, como máximo, una
cuarta parte de la obra primitiva. Ésta fue transmitida oralmente
durante siglos: entre los años 200 y 400 de nuestra era.
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