viernes, 29 de noviembre de 2013

EL SECRETO DEL CALÍGRAFO de Rafik Schami

La ciudad vieja de Damasco aún estaba envuelta en el gris manto del amanecer cuando un increíble rumor llegó describiendo círculos  hasta las mesas de los pequeños figones y los primeros clientes de las panaderías: Nura, la bella esposa del respetado y acomodado calígrafo Hamid Farsi, había huido.

En las populosas calles de la ciudad vieja, el rumor se extiende como una marea. Nura, la joven y bella esposa del afamado calígrafo Hamid Farsi, se ha fugado sin dejar rastro. De inmediato, cientos de voces especulan sobre los motivos de tal desplante. ¿Habrá sucumbido al insistente ruego del célebre donjuán Nassri Abbani, que para conquistar la única pieza que se le resiste ha acudido nada menos que al marido de su presa para que le escriba fogosas cartas de amor? ¿O habrá huido tal vez de la axfisiante vida conyugal a la que la sometía su esposo, seducida por el embrujo de algún joven dispuesto a compartir el amor por los libros, la libertad y el gozo de vivir? Quizá la respuesta esté en el propio Hamid, que guarda un secreto que podría ocultar la clave del misterio.

En este cautivante fresco de la vida damascena a mediados del siglo pasado, Rafik Schami va delineando con gran riqueza de matices los perfiles de una serie de personajes que impregnan la retina del lector con la embelesadora vitalidad de una de las ciudades más emblemáticas de Oriente Próximo.

Un año antes, en abril de 1956, había empezado una tempestuosa historia de amor. Por aquel entonces, Nura estaba al fondo de una callejón sin salida, cuando de repente el amor hizo saltar los muros que tenía delante y le mostró una encrucijada de posibilidades. Y Nura tenía que actuar.
Sin embargo, la verdad no es un simple albaricoque, pues tiene un doble núcleo, del que ni siquiera Nura sabía nada. El segundo núcleo de esta historia era el secreto del calígrafo.

Rafik Schami
Nació en el barrio cristiano de Damasco (1946). En 1971 se exilió y se estableció en Alemania, donde se doctoró en Ciencias Químicas por la Universidad de Heidelberg. Desde 1982 se dedica exclusivamente a la literatura, y en la actualidad es autor de reconocido prestigio en el panorama de la letras germanas. Sus novelas han sido traducidas a más de veinte idiomas y ha recibido numerosos premios.

 

miércoles, 27 de noviembre de 2013

AL MUTAMID



MUHAMMAD IBN ABBAD AL MUTAMID o también conocido por AL MUTAMID nació en Beja (Portugal) en 1040. Aunque no andaluz de nacimiento, se le considera el rey poeta de Sevilla y uno de los máximos exponentes de la poesía amorosa andalusí.
Al Mutamid, era hijo de Al Mutadid I (Almotatid), “Rey” de Sevilla de la dinastía de los abadíes. Menos afortunado que su padre en su reinado, pero indudablemente un gran poeta y mecenas, protector no sólo de los de su corte, sino también de allende sus fronteras, que acudían a él buscando refugio y protección.
Segundo hijo de Al Mutadid, se convirtió en heredero cuando su hermano mayor fue mandado ejecutar por su padre por supuesta traición. A los doce años, su padre lo envió a Silves, en el Algarve, para ser educado por el poeta Abu Bakr Ibn Ammar (Ibn Ammar de Silves, el Abenámar de los cristianos), el cual se convertiría posteriormente en su favorito.
Aunque al comienzo de su reinado ocupa Qurtuba (Córdoba), posteriormente fue Rey de Ishbiliya (Sevilla), convirtiendo esta ciudad en el centro de la cultura islámica del momento. En 1086, junto con los almorávides, derrota a Alfonso VI. En 1091, los almorávides regresan a Ishbiliya (Sevilla) y deponen a Al Mutamid.
Cuenta la leyenda que Ibn Ammar, el favorito de al-Mu‘tamid jugó una partida de ajedrez con Alfonso VI de León, el cual se encontraba asediando Sevilla (1078). La apuesta era elevada, puesto que el ganador decidiría el destino de la ciudad de Sevilla. Ibn Ammar ganó la partida y le pidió al rey castellano que respetase la ciudad. Alfonso mantuvo su palabra y no atacó Sevilla, quedándose con el tablero y las piezas del juego de ajedrez. La realidad es más prosaica, y el sitio no se levantó hasta que al-Mu‘tamid no acordó pagar un cuantioso tributo a Alfonso VI.
 Más inclinado a los placeres y tertulias que al duro afán de la guerra, hubo de sentir los rigores de su padre, quien lo mandó encarcelar por haberse dejado sorprender por enemigo cuando mandaba una expedición contra Málaga. Conseguido el perdón paterno, y para recuperar su prestigio, se puso al frente de un ejército que sitió Silves, que había caído en poder de los cristianos.
Fue un gran poeta. En la Sevilla actual, y en la de todos los tiempos, ha sido fuente de leyendas, de amores y desamores con su esposa Itimad Al Rumaikyya.
En la corte de Al Mutamid gozaban de gran favor los poetas y literatos, ya que tanto el rey como su visir lo eran. Pasó por ser un gran mecenas, eje de la poesía de su tiempo. El mismo Ibn Hakam nos dice: “Era el más liberal, hospitalario, magnánimo y poderoso entre todos los príncipes de Al-Andalus. Gustaba de brillantes tertulias (maylis) entre amigos poetas, esbeltos coperos y hermosas esclavas cantoras. Para entrar en su círculo íntimo había que mostrar gran capacidad versificadora y de improvisación. Y, como oyera recitar unos versos de ‘Abd al-‘Azîz, acerca de la felicidad, afirmando que ésta era tan fabulosa como el cuento de un poeta que había recibido un regalo de mil ducados, ordenó darle enseguida la suma indicada”.
Su vida fue pura poesía, durante su reinado, la cultura floreció en Sevilla e incluso durante su cautividad en Agmat no dejó de componer los más sentidos poemas. Muere evocando sus palacios y olivares sevillanos en Agmat, Marruecos en 1095.



AMOR ONÍRICO

Te he visto en sueños en mi lecho
y era como si tu brazo mullido fuese mi almohada,
era como si me abrazases y sintieses
el amor y el desvelo que yo siento,
es como si te besase los labios, la nuca,
las mejillas, y lograse mi deseo.
¡Por tu amor!, si no me visitase tu imagen
en sueños, a intervalos, no dormiría más.
 


DESPEDIDA

Cuando nos encontramos para despedirnos, de mañanita,
ya tremolaban las banderas en el patio del alcázar;
eran acercados los corceles, redoblaban los atabales:
eran las señales de partida.
Lloramos sangre, hasta que nuestros ojos eran como heridas
al fluir aquel líquido rojo.
Y esperábamos volver a vernos a los tres días…
¿Qué habría sucedido si hubiesen sido más?
 



LA AURORA LADRONA

Disfrazó la pasión que quería ocultar,
más la lengua de las lágrimas se negó a callar;
Partieron, y ocultó su dolor, más lo divulgó
el llanto de la pena, tan evidente y balbuceante;
les acompañé mientras la noche descuidaba su vestidura,
hasta que apareció ante sus ojos una señal evidente:
Me detuve allí perplejo: la mano de la aurora
me había robado las estrellas.

  

ITIMAD

I nvisible a mis ojos, siempre estás presente   en mi corazón.
T u felicidad sea infinita, como mis cuidados, mis lágrimas y mis insomnios.
I mpaciente al yugo, si otras mujeres tratan de imponérmelo, me someto con docilidad a tus deseos más insignificantes.
M i anhelo, en cada momento, es tenerte a mi lado: ¡Ojalá pueda conseguirlo pronto!.
A miga de mi corazón, piensa en mí y no me olvides aunque mi ausencia se larga.
D ulce es tu nombre. Acabo de escribirle, acabo de trazar estas amadas letras:
ITIMAD.

lunes, 25 de noviembre de 2013

BOSRA / 7



El mercado central
Este edificio se parece hasta cierto punto a los mercados techados de Damasco y Alepo. Era el centro comercial donde se exponían e intercambiaban mercancías procedentes de las caravanas y a su alrededor se extendían los almacenes y las galerías comerciales.
En las ciudades romanas el mercado no sólo se dedicaba al comercio, sino que también se utilizaba como campo para luchas deportivas o para celebraciones funerarias de altas personalidades. Por ello dispone de galerías con columnas preparadas para proteger el sol y de la lluvia a los espectadores. En él también se guardan las mercancías de las caravanas durante la noche y se preparaban lugares especiales para guardar objetos de valor.
Algunos arqueólogos creyeron que se trataba de los baños de la ciudad, pero los trabajos de prospección aseguraron que es el mercado de la ciudad antigua.
Se compone de un edificio techado y un patio amplio (70 x 20 m). El techo, en forma de arquería sucesiva, se construyó con rocas volcánicas, cal y arena. El patio estaba decorado con nichos grandes y pequeños que se utilizaban para colocar bellas estatuas.
Especialmente, era en verano cuando los mercados se llenaban de comerciantes y de mercancías por lo que todas sus dependencias se encontraban ocupadas, incluso las más pequeñas.





Mezquita Al-Umary
Se encuentra en medio de la calle del mercado, cerca de un conjunto de edificios romanos entre los que tenemos Al-Kaliba, Al-Siqaya y los baños centrales. En el año 1939 se iniciaron los trabajos de restauración en este edificio y al levantar los pilares se descubrieron inscripciones y escrituras. Esta mezquita es una de las mejores obras musulmanas conservadas en Siria.
Fue construida en los días del califa Umar Ibn Al-Jattab y en su honor se la conoce como mezquita Al-Umary, aunque los habitantes de la ciudad la llaman la mezquita de la Novia (al-Arús).
Construida sobre los restos de un antiguo templo pagano, es la única mezquita que se construyó en la primera época del Islam y hasta ahora conserva los rasgos de su primitiva fachada. Después de numerosas restauraciones, todas las columnas continúan en su lugar original, dos de ellas presentan escritura griega y una tercera latina. También en el interior de la mezquita hay escrituras nabateas y árabes de diferentes épocas.
El alminar es cuadrado y data del siglo XII d.C., cuando la mezquita alcanzó su máxima amplitud. Durante los trabajos de restauración, la Dirección General de Antigüedades y Museos descubrió inscripciones árabes talladas en yeso, entre ellas, aleyas coránicas, rodeando los muros de la sala de oraciones. Aunque Souvage cree que este edificio tiene el estilo del siglo XII, de cuando Bosra se enfrentaba a los ejércitos cruzados, la mezquita se considera una de las tres que conservan el estilo islámico primitivo. La segunda es la mezquita del Profeta, en Medina, y la tercera, la mezquita Omru Ibn Al-As en Egipto. Los trabajos que realizaba la Dirección General de Antigüedades y Museos en esta mezquita tenían gran importancia puesto que procuraban recuperar su antiguo esplendor. Se descubrieron nuevas y numerosas escrituras en la sala de oraciones, las cuales deben ser conservadas y vueltas a su estado original, así como tres galerías de las que no queda en pie nada más que las bases de las columnas sobre las que se elevaban los arcos. Se completó la restauración de la sala de oraciones con sus columnas de mármol de diferentes estilos, corintio, dórico y jónico, que soportaban arcos y una techumbre de piedras grandes que fueron sustituidas por hierro y cemento en la restauración.
En el patio interior hay una fuente con una bella cúpula. La mezquita tiene ocho puertas que dan a las viviendas y a los mercados, lo que nos da una idea de la urbanización de la ciudad y de la actividad comercial. La acumulación de escombros ocultaba media galería que se apoyaba sobre el muro este de la mezquita por la parte exterior, donde todavía permanece esta escritura: En el nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso, ordenó construir esta mezquita bendita, después de su destrucción, el Emir Al-Asfahsalar, el Magnífico, el Gran Señor, el Sincero, el Elegido, el Ensalzador de la Religión, la Primavera del Islam, Amín del Estado, Abu Mansur Kamashtakin al Atabiky, Ayudante del Príncipe de los Creyentes, para glorificar a Dios, el Altísimo, y conseguir su perdón, en los días de nuestro señor, el rey Zahir al-Din Taftakin Atabik, Espada del Príncipe de los Creyentes, en el año 506.
En los últimos años se ha terminado la restauración de la galería este, que estaba totalmente destruida, según el estilo del siglo XII. Ahora, la sala de oraciones está cubierta por un techo plano, y el patio tiene un techo de hierro de forma piramidal. De esta forma el edificio ha recuperado su antigua importancia y ahora se considera la mezquita principal de la ciudad, en la que se realizan los ritos de la oración del viernes.


Convento del monje Buhayra
Se trata de una de la iglesias más antiguas de la ciudad y debido a su estilo real creemos que, posiblemente, se construyera a principios del siglo IV d.C., sobre restos de un edificio más antiguo para darle, de esta forma, una altura visible sobre los edificios colindantes.
Los habitantes de Bosra lo llamaron convento del monje Buhayra para recordar a este monje nestoriano que vivió en Bosra poco antes de la aparición del Islam. Algunas fuentes recuerdan que, en cierta ocasión, le dijo al tío del Profeta que lo protegiera y tuviera cuidado con Él puesto que llegaría a ser un personaje importante.
El edificio tiene forma rectangular. El muro interior tiene veintitrés metros de largo por trece de ancho. El techo era de madera y de forma piramidal. La luz pasaba al interior por 19 ventanas de las cuales ocho estaban en el muro norte y otras tantas en el muro sur, además de tres ventanas sobre un arco ovoide, que se considera uno de los arcos más espectaculares construidos en las iglesias bizantinas. En él se aprecia el detalle de la construcción, la belleza de la forma y la perfección de la talla. En el centro de este arco hay una piedra decorada con una vid y sus racimos. El resto de las piedras también están talladas y decoradas. En él se apoya media cúpula de piedra encalada que ha perdido algunas de sus partes y cuya estructura se puede ver por el exterior con forma de semicírculo. La fachada principal tenía forma piramidal.

Licencia Creative Commons
Los lugares arqueológicos de Bosra por Dureid Miqdad. Traducido por: Dr. Khaled Ghanim y Antonia Navarro Caparrós se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.


 Licencia Creative Commons
Fotografías por Carmen Dorado Vedia se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.

domingo, 24 de noviembre de 2013

ELENA PONIATOWSKA



Ganadora del Premio Cervantes 2013, el quinto para un mexicano y el primero para una mexicana. Es la cuarta escritora galardonada en 37 años. Antes lo habían ganado las españolas María Zambrano (1988) y Ana María Matute (2010) y la cubana Dulce María Loynaz (1992).
Nacida en París el 19 de mayo de 1932, descendiente del último rey de Polonia y bautizada con el rimbombante nombre de Héléne Elizabeth Louise Amelie Paula Dolores Poniatowska Amor, emigró a México a los nueve años junto a su madre huyendo de la invasión nazi en Francia. La Segunda Guerra Mundial desvío su biografía y le enseñó la importancia del compromiso: su padre luchaba en el ejército francés y participó en el desembarco de Normandía. Un espíritu combativo que Poniatowska heredó a través de su escritura y compromiso personal.
Formada entre EE.UU y México, el periodismo fue su puerta hacia la escritura que siempre ha alternado con la ficción. Defensora de causas sociales, testigo de los principales acontecimientos de la historia mexicana en el siglo XX, ha tocado casi todos los géneros: novela, cuento, poesía, ensayo, crónica, entrevista., incluso la literatura infantil. Su obra ha sido traducida a una decena de idiomas y figura en importantes antologías.
El Premio Cervantes se suma al Alfaguara de novela (2001), El Rómulo Gallegos (2007) o el Biblioteca Breve de 2011. Además, en 2004 fue condecorada con la Legión de Honor del Gobierno de Francia.
Desde las crónicas de la matanza estudiantil del 2 de octubre de 2008, pasando por el terremoto de 1985 en Ciudad de México, o hasta el conflicto armado de Chiapas en 1994, sus trabajos periodísticos su ideología de izquierdas y su defensa de los los derechos humanos. Es una de los intelectuales más influyentes de México.
En las polémicas elecciones presidenciales de 2006 apoyó a Andrés Manuel López Obrador, el candidato de la Coalición Por el Bien de Todos, que rechazó aceptar su derrota.. Ante la crítica de algunos sectores, 24 destacados escritores extranjeros, entre los que figuraba el el premio Nobel 1998 José Saramago, firmaron una carta en su apoyo.
A partir de 1954, cuando publicó su primer libro, Lilus Kikus, el ritmo de creación de Poniatowska ha sido constante. Un año después del nacimiento de su primer hijo, Emmanuel, en Roma, escribió la obra teatral Melés y Teléo: apuntes para una comedia. En 1959, su entrevista con el astrofísico mexicano Guillermo Haro será determinante en su vida, ya que se casará nueve años después con él, el mismo año en que se produjo la masacre contra el movimiento estudiantil en la Plaza de las Tres Culturas de México.
Poniatowska empezó a recopilar testimonios del suceso que acabó convirtiendo en el que, junto con la novela Hasta no verte Jesús mío (1969), es uno de sus libros más conocidos: La noche de Tlatelolco: testimonios de historia oral, con el que ganó el premio literario Xavier Villaurrutia, galardón que rechazó.
Otras obras ligadas al periodismo literario, el género que más ha cultivado, han sido recopiladas en los siete volúmenes de Todo México (1991-1999); Domingo siete (1982) y Palabras cruzadas (1961).
En otras ocasiones, Poniatowska escribe obras híbridas entre el reportaje, la crónica y el ensayo, como en Las siete cabritas (2000), o Querido Diego te abraza Quiela (1976), Tinísima (1992), Las soldaderas (1999) o La herida de Paulina: crónica del embarazo de una niña violada (2000), en las que habla de la condición femenina.
Asimismo, ha sido distinguida con el doctorado honoris causa por varias universidades, entre ellas las mexicanas Nacional Autónoma, Sinaloa (1979) y Toluca, así como por Columbia (Nueva York, EEUU), Florida (EEUU), la de Puerto Rico y por la National Hispanic University (California).
En 2007, el gobierno de la Ciudad de México instauró el Premio Iberoamericano de novela que lleva su nombre, en reconocimiento a "su ambición literaria, la subversión y el talento infinito de esta gran dama de las letras", a la que muchos consideran ya "un clásico vivo".



Obras:


Con La noche de Tlatelolco (1971), un libro de testimonios sobre la matanza estudiantil perpetrada por Gustavo Díaz Ordaz en 1968, Poniatowska dio voz a un país ansioso de justicia y democracia -sus entrevistas y testimonios fueron de vital importancia
"No bastaba una sola voz, por dolida y sincera que fuese, para dar el sonido, la significación, la dimensión misma de los trágicos días vividos por muchos mexicanos en octubre de 1968. Elena Poniatowska se dedicó, pues, a oír las múltiples voces de los protagonistas--indiferentes, solidarias, quejumbrosas o airadas--y compuso este enorme testimonio colectivo, que, a la manera de un coro plural, da la relación de los hechos. Desde cualquier punto de vista o posición que adopte ante lo sucedido en esos días, el lector sentirá que esta obra de algún modo le concierne y lo reclama. Estudiantes, obreros, padres y madres de familia, profesores, empleados, soldados y hombres de Estado, en fin, diversos componentes de la sociedad mexicana, aportan su modo de ver, sentir y considerar los acontecimientos. No se trata de emitir un juicio general, sino de recoger la experiencia misma y su reflejo en la memoria de muchos. Los testimonios fueron fielmente transcritos: las palabras vibran en la página con su textura y su tono oral. Este es un libro que será oído mas que leído. Un libro que no podemos dejar de oír."


La colección de cuentos Lilus Likus
De todos los títulos que forman parte de la producción literaria de la escritora y periodista mexicana Elena Poniatowska, hoy sólo enfocaremos la información hacia “Lilus Kikus”, su primer libro de cuentos.
Este material que comenzó a comercializarse en 1954 está compuesto por varios relatos que, por sus características, consiguen retratar con dulzura y sabiduría al mágico universo infantil.
Su protagonista, tal como lo anuncia el nombre de la obra, es Lilus Kikus, una niña soñadora e inquieta que solía usar su imaginación para vivir las más increíbles aventuras. Entre los anhelos más sorprendentes de esta pequeña que no tiene la costumbre de lavarse las manos con frecuencia figura, por ejemplo, el deseo de tener uñas de sol. Con ellas, cree Lilus, podría disfrutar el placer de la lectura durante la noche ya que sus dedos podrían aportar la luz necesaria para alumbrar los libros, tendría la posibilidad de salpicar su pelo con brillosos rayos solares y hasta poseería una diminuta linterna para cada tecla del piano.
A la estrella de esta historia, a diferencia de otras niñas de su edad, no le gusta llevar baldes, palas y moldecitos a la playa. Allí, como buena admiradora que es de la naturaleza, ella suele entretenerse con la arena y todo lo que las olas arrastran hasta la orilla del mar.
Como resulta evidente, “Lilus Kikus” es un trabajo que la también creadora de “La noche de Tlatelolco” elaboró inspirada en la época más maravillosa de la vida: la infancia. Por esa razón, si les atraen las historias que consiguen conservar y retratar la pureza de un niño, no se prohíban la posibilidad de descubrir este relato maravilloso que, tal vez, no sea la obra más destacada de la autora pero que los llevará hacia un plano mágico donde cualquier sueño puede llegar a convertirse en realidad.


Fuerte es el silencio
Donde lo llamado `policiaco' recupera su dignidad política, donde las muertes y las vidas no son absurdas, donde se reconstruyen los hechos que les han dado su cariz a nuestros días, donde los sentimientos se hilvanan para recuperar la memoria- constituye una admirable principio de la verdadera historia mexicana.













Nada, nadie.
Después de los pavorosos terremotos del 19 y 20 de septiembre de 1985, en la ciudad de Mexico nada ni nadie serán nunca mas de los mismos. Pánico, desesperación, rabia, impotencia, horror, rescates, solidaridad, muerte, la megalopolis sembrada de destrucción por doquier.















Las soldaderas.
Un libro que reune los testimonios de las mujeres que participaron en la Revolución Mexicana: más de 1.900 líderes que lucharon en bandas rebeldes, una multitud anónima de lavanderas, cocineras, enfermeras, madres, esposas, hermanas y combatientes entre las que los lectores vuelven a encontrarse con Jesusa Palancares.





La piel del cielo
«Mamá, ¿allá atrás se acaba el mundo?»
Esta frase abre camino a una historia fascinante: la de un hombre de enorme talento destinado a desentrañar los misterios de la astronomía. Lorenzo de Tena, inconformista y rebelde, deberá luchar contra las desigualdades sociales, las trampas burocráticas y las tentaciones políticas para ver realizada su vocación. Pero los mayores retos de su búsqueda no vendrán de la ciencia sino de la cara más oculta de las personas, la que esconde las pasiones y los sentimientos.
Una novela que, como un telescopio, nos acerca a los desafíos más inalcanzables: las estrellas y el amor.